Rusia empezó a votar este viernes en las elecciones legislativas tras la apertura de los primeros colegios en el extremo oriente ruso y dio el pistoletazo de salida a unos comicios de tres días de los que la oposición quedó apartada.
«Vamos», dijo la presidente de la Comisión Electoral central, Ella Pamfilova, durante una reunión de esta instancia difundida en directo por la página web del organismo.
Como en Rusia hay once franjas horarias distintas, los comicios empezaron primero en las remotas regiones orientales de Kamtchatka y Chukotka, cercanas a Alaska, donde los colegios abrieron el viernes a las 08H00 locales (20H00 GMT del jueves).
Las elecciones se celebrarán entre el viernes y el domingo.
«Haremos todo lo posible para que el proceso electoral tenga lugar de manera abierta y transparente», aseguró Inga Irinina, responsable de la comisión electoral en Petropavlovsk-Kamtchatski, capital de la península de Kamtchatka, durante una reunión por videoconferencia delante de la Comisión Electoral central.
En la capital Moscú, la apertura de los colegios está prevista para las 05H00 GMT.
El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió la víspera de los comicios a sus conciudadanos que mostraran «patriotismo», en un video publicado en la página del Kremlin durante la noche del miércoles al jueves.
«Cuento con su sentido ciudadano de la responsabilidad, de la sensatez y del patriotismo», añadió en una llamada hecha en un momento en que se encuentra aislado, tras detectarse un foco de decenas de casos de covid-19 en su entorno, una situación que ilustra las dificultades de Rusia para controlar la pandemia.
Su portavoz, Dmitri Peskov, dijo que era posible que Putin utilice el sistema de voto electrónico en lugar de acudir a las urnas, debido a su cuarentena.
Entre el viernes y el domingo, no solo se celebran elecciones legislativas, sino también regionales y municipales en una decena de territorios rusos.
Los primeros resultados está previsto que se anuncien el domingo pasadas las 18H00 GMT.
– Oposición apartada –
La mayoría de los candidatos más críticos con Putin no pudieron presentarse en una votación que se produce tras meses de represión contra la oposición.
Esta empezó en enero con la detención del opositor Alexéi Navalni, arrestado tras regresar a Rusia después de haber sido tratado en Alemania por un envenenamiento, del que se acusa al Kremlin.
Desde entonces, su movimiento fue prohibido por «extremista» y la mayoría de sus aliados han tenido que exiliarse, han sido detenidos o su candidatura ha sido ilegalizada.
El Comité de Investigación ruso indicó el jueves que abrió una investigación sobre once personas, para las que pedirá su encarcelación, acusadas de alentar desde la aplicación de mensajería Telegram a que haya «altercados masivos» durante las elecciones.
Unos 108 millones de rusos están convocados a las urnas para elegir a los 450 diputados de la cámara baja del parlamento.
Navalni instó el miércoles a los electores a apoyar a los candidatos del Partido Comunista, que suelen ser los representantes opositores mejor posicionados para desbancar a los de Rusia Unida, el partido de Putin.
Rusia Unida, que controla tres cuartas partes del parlamento saliente y apoya sin rechistar las políticas del Kremlin, obtendría de acuerdo a sondeos menos del 30% de los sufragios, lo que refleja la impopularidad creciente del gobierno, salpicado por casos de corrupción y una disminución del nivel de vida.
Sin embargo, esta formación es la gran favorita para imponerse en las legislativas, gracias a las dificultades de la oposición para presentarse y al hecho de que los otros partidos, como los comunistas, nacionalistas y centristas, defienden ideas parecidas a las del Kremlin.
Putin, que dispone de las riendas del poder desde hace más de veinte años, también se implicó en la campaña con el anuncio de una ayuda financiera excepcional para 42 millones de jubilados, un electorado clave.
Las autoridades rusas también tacharon el «voto inteligente», para aquellos candidatos opositores mejor posicionados, como una opción «extremista» y fruto de injerencias occidentales.