Arribó a los Juegos Panamericanos de México en 1955 como un buen aspirante a conseguir medallas en atletismo, tanto en velocidad como lanzamiento de jabalina, pero culminó siendo el cuarto bate de un equipo de béisbol que trajo la presea dorada a Dominicana, tras derrotar a los Estados Unidos.
Este es Felipe Alou, quien en atletismo ya había establecido una marca en jabalina que perduró muchos años, pero su historial en el béisbol era mínimo y desconocido, solo se sintetizaba a varias decenas de partidos y “juegos de desafíos” en los que participaba en su natal kilómetro 12 de Haina.
El famoso Panque de Haina narra parte de la historia de como se produjo ese movimiento en que de un momento a otro se despojó de su indumentaria fresca de atletismo a exhibir un uniforme más completo de béisbol.
Paralelo a sus estudios de bachiller en la escuela Normal había hecho una carrera en atletismo con tanta facultades y tan buen éxito que compañeros de estudios y profesores le llamaban Rio Haina y era un espectáculo verlo correr en la pista y lanzar la jabalina.
El historial que sembró lo llevó a integrar el equipo de atletismo que representó a Dominicana en México en 1955, sin embargo previo a ese evento uno de los jugadores de béisbol cometió la indelicadeza de enamorar a una de las jugadoras de baloncesto y tras un mitin realizado en el conjunto, éste fue apartado del mismo y montado en un avión de regreso al país,
Es ahí que Felipe entra por primera vez en el escenario del béisbol, sin contar con unos registros genuinos de que su figura pudiera reemplazar con autoridad ese vacío que se había producido.
“Yo creo que desde pequeño fui un atleta sin saberlo”, expresó Felipe al conversar de su doble condición de brillante en varios deportes.
“Jugaba béisbol en el kilómetro 12, daba muchísimos palos por ahí, pero nadie lo sabía, pues para la época era un lugar que estaba apartado de la ciudad”, relata Alou, quien si recuerda que en una ocasión le informó a Manuel Henríquez, quien había dirigido el equipo dominicano en los Centroamericanos de 1954 que yo actuaba en este deporte.
Agrega que también le externó que quería en algún momento jugar béisbol con el plantel dominicano, él se sorprendió de si jugaba y le dije que si”, añade. “Recuerdo que me encontraba en la pista entrenando jabalina y me sacaron de ahí para trasladarme al parque de béisbol”, señala.
“De un momento a otro me vi no solo en el conjunto de béisbol, sino que figuré de inmediato en la alineación titular como jardinero e inicialista, incluso en corto periodo estaba como cuarto bate”, agrega Felipe.
En ese plantel quisqueyano tenía como compañero a Julián Javier. “Habíamos perdido un
Único partido de los Estados Unidos, pero en el partido final no desquitamos ese revés y obtuvimos la medalla de oro”, añade.
Alou narra que en ese encuentro se fue de 5-4. Culminó bateando para average de .353.
Luego de esos juegos a Javier lo firmaron para el profesionalismo, quien ya había acumulado tres competencias internacionales, hecho que era un mandato de Rafael Leonidas Trujillo para poder acordar con un equipo. En el caso de Felipe era apenas su primera incursión.
Sin embargo, Horació Martínez , quien era el director de Deportes de la Universidad y había iniciado como busca talento de los Gigantes le echó el “ojo” de una vez y nunca se desprendió de las cercanías de Felipe hasta que logró firmarlo unos meses después.