POR ALFREDO FREITES
El decreto 15-23 evidencia que el presidente Luis Abinader mantiene su política de improvisación y se desvela para armar su rompecabezas para este año de pactos y acciones políticas mientras se afana en el montaje del escenario congresual donde rendirá cuentas de su gestión e incumplimiento de promesas.
Al aproximarse a su tercer año, Abinader se mira en el espejo de la ineficiencia porque sus grandes promesas se las lleva el viento, como la seguridad pública que tampoco un técnico español ha logrado implementar; bajar la canasta familiar que por el contrario está más cara; la ley para regular el precio de los combustibles que mantienen elevados aunque el petróleo bajó y se quedan como meras palabras sus muchas promesas.
Es algo insólito que, con todos los recursos asignados para Educación, Abinader no haya gestionado un aula escolar de diseño, sin embargo, ha mostrado un tétrico panorama donde los niños comen y reciben docencia sentados en el piso algo que nos llena de vergüenza y pena.
Y es que por todos lados se observa el retroceso: si miramos el campo hay una disminución del apoyo a los rubros que nos hacían autosustentables, y los servicios vuelven al estilo del pasado: desaparecen los circuitos con 24 horas de energía eléctrica y escasean los pasaportes, mientras hay un desorden en la expedición de visas para Haití y notifican que nos van a desalojar del local que ocupa el consulado en Madrid.
En tanto, brotan detalles geniales del decreto 15-23 para, a) premiar como cónsul en Panamá al ineficiente director de Pasaportes, que estará al frente del tercer punto de mayor manejo del documento dominicano de viaje e identidad y b) premian a Leonel (Neney) Cabrera como ministro de Políticas Públicas por fallar en sus gestiones en esa misma área. Esto equivale a nombrar asesor del Poder Ejecutivo en Educación a Fulcar, quien se mantiene refunfuñando.
El presidente Abinader no ha cumplido con el pueblo ni los partidos aliados pese al aumento desmesurado de la nómina pública. No obstante, pretende con los recursos económicos acumulados, conformar un frente contra la oposición como vía para poder mantener su ambicionada reelección.