En el gráfico de la estructura de disponibilidad de alimentos de República Dominicana (2018, FAOSTAT), una franja apenas perceptible correspondiente al 1% representa el consumo de pescado y frutos de mar.
Los cereales, los cultivos de aceite y aceites vegetales y las frutas y vegetales se llevan las grandes porciones.
¿Cómo es esto posible en un país insular que dispone de 1,576 kilómetros de costas?, se preguntarán muchos.
Factores económicos y culturales alimentan esta paradoja, entre ellos el poder adquisitivo y el miedo a la falta de inocuidad en el tratamiento de los productos de mar.
Y es un tema de seguridad alimentaria que pone en evidencia la importancia del fortalecimiento de la cadena de valor de la actividad pesquera y acuícola en el país.
En esto coinciden el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en República Dominicana, Rodrigo Castañeda; y la bióloga Jeannette Mateo, oficial nacional profesional de cadenas de valor en pesca y acuicultura de esta organización.
Castañeda asegura que forma parte del interés de la FAO transformar los sistemas alimentarios, un sistema actual que produce un alimento que consume muchísimos recursos naturales, que no necesariamente te nutre y que tiene un costo bastante elevado.
“Estamos proponiendo y luchando junto con los gobiernos locales por un sistema que sea mucho más inclusivo, más respetuoso con el medio ambiente, más promotor de las compras locales y que sea un alimento nutritivo. Tenemos cuatro pilares: mejor nutrición, mejor medio ambiente, mejor producción y una mejor vida”.
Y en ese interés entran las actividades pesqueras y acuícolas.
Para Mateo, “la pesca no representa en términos económicos, quizás, un monto que sea lo suficientemente llamativo para que a la mayoría de los gestores gubernamentales les llame la atención de que es algo que tiene que avanzar” y al que poner esfuerzo.
“Ha sido algo histórico. Es un sector importante, pero no se ha visualizado en términos macroeconómicos y una de las razones es por la ausencia de datos. Pero lo más importante es que el sector pesquero, no solamente en este país, sino en toda la región y sobre todo la pesca artesanal, constituye una de las principales fuentes de sustento de las comunidades costeras, sobre todo de aquellas que no tienen como prioridad el desarrollo turístico. Entonces, si uno lo mira desde esa perspectiva, la pesca es realmente muy importante y necesita ser visualizada”, explica la coordinadora nacional del proyecto FISH4ACP.
Justo este proyecto, el FISH4ACP, llega a República Dominicana para fomentar la sostenibilidad de las cadenas de valor de la pesca del pez dorado (Coryphaena hippurus), optimizando las operaciones que tienen lugar antes, durante y después de su captura.
El proyecto es una iniciativa de la Organización de Estados de África, el Caribe y el Pacífico (OEACP) ejecutado por la FAO con el apoyo financiero de la Unión Europea (UE) y del Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ).
¿Y por qué el dorado?
La elección de esta especie forma parte de un proyecto que el país sometió a una competencia internacional y lo ganó, informó Mateo en el Encuentro Verde de Listín Diario.
“Lo que intentamos con el fortalecimiento de la cadena de valor del dorado, que es una especie pelágica (que nada con la corriente), es que estamos alejando la pesca del área costera y estamos dejando de impactar los arrecifes de coral; la idea es que el pescador no tenga ni que cambiar de oficio ni morirse de hambre, sino que va a ir a pescar a una zona donde no está afectando la costa”.
El dorado, además, es una especie que hasta ahora no se considera en peligro.
“Como nada con la corriente, sus músculos están constantemente oxigenados, entonces es alto en nutrientes y en ácidos grasos básicos; su carne es apetecible y, sobre todo, es un pez que se reproduce todo el año y tiene un mercado aceptado”.
El pez aparece en todo el litoral, pero las principales corridas tienen lugar entre junio-octubre en el suroeste y entre noviembre y febrero en el sureste.
Por tanto, el proyecto se concentrará en cinco localidades: Pedernales, Barahona y Palmar de Ocoa (Azua) en el Suroeste y San Pedro de Macorís y Boca de Yuma (La Altagracia) en el Sureste.
Las ciudades de Santo Domingo y de Santiago serán incluidas “debido a su importancia en la comercialización de productos pesqueros”.
Otra de las ventajas de utilizar esta especie es que, además de encontrarse en aguas oceánicas fuera de la costa, no hay que utilizar métodos nocivos para la captura.
“Es una pesca bonita y hasta emocionante porque el pez se acerca al bote; es una pesca que se hace con cordel y anzuelo, la menos nociva”, comenta Mateo.
Se estima, según la FAO, que en el país existen unos 2, 369 pescadores de dorado, así como 21 cooperativas y asociaciones de pescadores, 15 empresas importadoras, dos empresas exportadoras y un número no determinado de comerciantes mayoristas, minoristas, proveedores de equipos e insumos.
“De dorado se producen 388 toneladas al año, de las cuales el 97% se destinan al consumo interno y el 3% se exporta”.
Más consumo, más demanda
Castañeda explica que, según estudios realizados por la FAO, se identificó que el consumo y la demanda del pez dorado aumentaron más del 100 por ciento gracias a su consumo recurrente en los hoteles. “El visitante busca una carne blanca, nutritiva, fibrosa, y esa es la característica del dorado. De ese 100%, ¿cuánto cree que se importó para cubrir esa demanda? El 90%. Quiere decir que el espacio que hay para que los pescadores locales puedan cubrir esa demanda es enorme”.
Para ello se necesita capacitación, innovación, instrumentos para la pesca, mantenimiento de la cadena de frío e infraestructura (redes, botes nuevos y lugares para la transformación del pescado, porque no hay un lugar de acopio para los volúmenes que se necesitan), considera el ingeniero civil industrial con máster en Economía y candidato a doctorado en Planificación de Desarrollo Sustentable y Manejo de Proyectos.
La iniciativa plantea mejorar los dispositivos de agregación de pesca, como las estructuras de flotación o balsas.
“Estas estructuras las hacen con foam y botellitas plásticas. Cuando pasan las embarcaciones grandes las despegan y es un material que puede afectar el ecosistema marino. Queremos crear un prototipo sumergido a un costo aceptable que sea duradero, que no suelte microplásticos y que permita que las embarcaciones grandes pasen sin romperlas ni enredarse”, explica Mateo, autoridad científica CITES para Fauna Acuática.
La estrategia de mejora de la cadena de valor del pez dorado fue construida con la participación de los sectores involucrados como un apoyo al Gobierno, a la autoridad pesquera, para la regulación de esta actividad, para asegurar que esa pesca se haga de manera sostenible, indica Mateo.
Castañeda señala que la pesca de hoy día es mucho más sofisticada que hace 10 años.
“Necesita más cuidados. Antes ibas y pescabas lo que sea. Ahora no. Necesita regulación, normas, cuidados, servicios; y para eso se necesita de una política pública integral que no solo se limite a un registro y a comprar la merma de productos, sino que dé una serie de servicios, políticas, créditos para los pescadores. Esos pescadores, para entrar en ese tipo de cadenas, que son rentables, necesita invertir, y ¿quién le va a dar ese crédito? El Estado tiene que tener un financiamiento público con las condiciones que ese pescador necesita”.
Lanzado en 2021, el proyecto acaba en el 2025.
“Pero el gobierno se compromete a dar continuidad a lo que esa estrategia de mejora plantea –sostiene Mateo-. La estrategia está diseñada para implementarse de aquí a 10 años. Acaba en el 2025 pero la idea es que con los prototipos, con lo que se ha diseñado que sí funcione, el gobierno lo adopte”.
Desde 2008 y hasta 2020, Mateo fungió como directora nacional de Recursos Pesqueros del Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca).
GÉNERO. El proyecto FISH4ACP incluye una visualización de toda la parte social. Las mujeres no aparecen muchas veces reflejadas en la actividad pesquera y no es una cuestión de discriminación, dice Mateo.
“Las mujeres aparecen más en la pesca de anguila; para la pesca pelágica se necesita mayor esfuerzo porque es una actividad difícil y riesgosa. En el proyecto vamos a incluir a la mujer en la fase de comercialización”.
Según la FAO, “en la pesca de dorado hay una amplia mayoría de hombres (77%), mientras que en procesamiento y comercialización hay más mujeres, llegando a constituir hasta el 90% de la empleomanía en empresas exportadoras y en negocios formales”.
– La pesca dominicana ha sido tradicionalmente artesanal. Se estima, según Codopesca, que en el país hay aproximadamente unos 22,000 pescadores entre costeros y de aguas interiores. Para el 2019, de acuerdo con el Censo Pesquero (ONE), 14,929 personas se dedicaban a la pesca marina en las costas dominicanas.
– Castañeda participó durante cinco años en el diseño de políticas públicas dirigidas a la erradicación de la pobreza rural y seguridad alimentaria en el Ministerio de Planificación del Gobierno de Chile.
– República Dominicana es uno de los 12 países donde se implementa el proyecto FISH4ACP. La estrategia está formulada en un horizonte de 10 años.