ALEX RODRIGUEZ@rodriguezalex16
En 1979, el baloncesto de la NBA atravesaba por una terrible crisis.
Escándalos de drogas, violencia entre jugadores en las canchas tenían a ese deporte relegado a la cuarta o quinta página de los diarios norteamericanos en coberturas de una o dos columnas.
Pero la llegada de un par de novatos -Larry Bird y Magic Johnson- enfiló la liga por las mejores vías, pavimentando el terreno para que un extraterrestre -Michael Jordan- elevara hasta las alturas al circuito.
Tal vez en la WNBA se pueda dar un caso similar con la entrada a partir de esta campaña de un par de talentosas novatas que prometen dar un impulso tremendo a la liga.
Caitlin Clark y Angel Reese, con Indiana Fever y Chicago Sky, respectivamente, están escribiendo la historia y con sus actuaciones pueden poner los cimientos para que la NBA de mujeres finalmente comience a ser negocio para sus dueños.
Clark, una maravillosa combinación de anotar triples como Stephen Curry y pasar la pelota como Magic, ha transformado a las Fever -junto a sus compañeras del quinteto- de ser uno de los peores equipos a estar en la clasificación.
Reese, quien lamentablemente se perderá el resto de la temporada debido a una lesión en una muñeca, es una máquina rebotera y de doble-dobles.
Clark y Reese lideran la nueva camada de jugadoras que pueden estar en ruta a abrir puertas nunca antes traspasadas por la WNBA.
Los ratings han subido enormemente, ya desde esta temporada todos los equipos pueden trasladarse en vuelos privados y los ingresos por concepto de venta de entradas se han disparado, sobre todo en los partidos en los que está envuelta Clark.
El interés por ver los encuentros de la WNBA, dar seguimiento a sus estrellas tanto en los estadios como a través de las redes sociales se ha incrementado exponencialmente.
Lo más probable es que no se lleguen a acercar a los valores y salarios que devengan los chicos de la NBA, pero si la espiral continúa creciendo es casi seguro que tarde o temprano, las mujeres comiencen a ver incrementados sus ingresos y por lo tanto van a ganar más dinero, siempre y cuando el producto que pongan en cancha mantenga esos estándares de calidad.