La llamaron “Villa de las Hortensias” porque en un ayer no tan lejano se veía esta flor por doquier. Hoy solo queda el nombre en una calle: Avenida de las Hortensias, por la cual transitamos hasta el hotel y villas Guacamayo. Es que, en éste, me informa mi hijo Alexis quien me lleva, hay un restaurante cuya calidad de comida y buenos precios trasciende Bonao. Es Jabalí, donde haciendo honor a su nombre ofrecen en la carta un plato “de este cerdo silvestre que proviene de la Loma de Blanco”, según nos cuenta luego el camarero.
En el restaurante, una terraza abierta techada, sentados muy cerca de un estanque, a nuestros oídos acude el suave sonido del agua que cae de su fuente. “Si hay jugo de naranja natural, quiero uno, pero sin azúcar”, digo al camarero que se acerca a atendernos. “Es jugo natural, pero ya está hecho. Tiene azúcar”. Confío que sea de naranja dulce. Pero es de naranja de jugo, y el azúcar no le quita el sabor agrio. Bebo lo imprescindible para tomar unas pastillas. El camarero, Eric Roque, muy cortés, espera con paciencia mientras leo la carta una y otra vez. Llama mi atención la Gallina al Jengibre (guisada bajo vino cabernet y jengibre fresco, RD$ 695.) La ordeno acompañada de vegetales salteados. Alexis pide Shrimp Thai (camarones thailandés en coco seco sobre arroz basmati, RD$ 745), pero pide reemplazar el arroz por tostones de plátano.
La jícara viene colocada sobre una cama de puré de papas. En cuanto a la gallina, el sabor de la salsa es delicioso, pero en cuanto a carne apenas aparece un trocito. Y, además, duro. Alexis trata de ayudarme, pero no hay forma.
Los retos
Apenas hay masa en los huesos. Eso sí, provoca chuparlos. Al camarero le retorno el plato: “No tiene carne”. “Es que los muslitos de la gallina criolla son muy delgados”, explica. “Pero en la carta no dice gallina criolla, sino gallina”, acota mi hijo. “Es cierto”, admite. “Además, no trae pechuga”, agrego. “Es que va en otros platos”. Decido ir a lo seguro: a los camarones que, con salsa curry y un toque de agua de coco, Alexis degusta. Para mis camarones, el complemento es arroz asiático en vez de bastami. Todo está muy bueno. Al pedir la cuenta, nos informa que la gallina no va a ser cargada. Le damos las gracias. (Mi hijo Alexis Ramos Brusíloff tomó las fotos para este artículo en Listín Diario).
Postres
De las tres o cuatro opciones de postre que enumera el camarero me decido por el Flan de Café con suspiro y cereza. (RD$ 350.) Nunca lo había probado. ¡Es delicioso!