De probarse como actor y director en dramas y comedias a intentarlo por primera vez con ambos roles en una película de terror, Frank Perozo no tiene límites en la actuación, que por casi tres décadas ha sido su sustento económico y el de su familia.
Sobre su experiencia de dirigir y actuar en “Baño de mujeres”, que se estrenará el próximo 2 de octubre en los cines de Caribbean Cinemas, Perozo contó durante una entrevista en el podcast de LISTÍN DIARIO, “El Cuartico”, que no fue sencillo, pero supo rodearse de profesionales de la industria que hicieron que el resultado final sea todo un éxito.
Entre los elementos que el cineasta destacó de la producción cinematográfica, se encuentra la musicalización.
“Las películas de terror, por ejemplo, el setenta por ciento, yo me atrevo a decir, que depende de la música”, indicó.
“Nosotros tuvimos el honor de tener a Mario Sévigny, que es un músico canadiense muy galardonado en el mundo entero, ha recibido premios y galardones en muchas series que ha hecho de Netflix y películas a nivel mundial”, detalló.
Perozo señaló que el tiempo fue su aliado durante el proceso de filmación, además de su equipo de trabajo, especialmente la asistente de dirección Alessia Seravalle, con quien acordó priorizar las escenas de los demás actores.
“Alessia pudo diseñar en el plan de rodaje que yo pudiese tener el tiempo cuando yo estaba actuando, primero darle prioridad a los planos de mis actores y yo diciéndole la línea, pero viéndolos detrás de cámaras”, destacó en su visita a este periódico.
DE SUS ORÍGENES
Aunque creció entre cuadros y esculturas por su madre, una amante de las artes plásticas, Frank Perozo coqueteó con la medicina en un intento por seguir los pasos de su padre, Luis Perozo Alonzo, un médico cirujano ginecólogo.
Sus primeras apariciones en televisión se dieron en las series “La Momia”, “En la olla” y “Trío en alta mar”. Luego vendría su etapa en “Ciudad Nueva” y, como asistente de producción, en “Los Electrolocos”, que terminó saliendo del aire. Así decide irse a estudiar actuación a Nueva York, Estados Unidos, donde logró trabajar en el teatro.
Para Perozo, emigrar fuera de República Dominicana fue vivir un proceso de “destierro”, pero encontró apoyo en uno de sus amigos que son un tesoro.
“Después de ahí, ese proceso de adaptación, le dicen destierro porque tú no te encuentras en ninguna de las dos tierras, pero gracias a Dios tenía siempre a mi mejor amigo, mi compañero actor Hemky Madera, entre los dos nos convertimos en uno. Nunca caminé solo allá en Estados Unidos, tenía grandes amigos, dominicanos y también en las escuelas tuve la dicha de conocer muchos anglosajones y de otras nacionalidades”, mencionó.
También estuvo una temporada en Los Ángeles, California, ciudad a la cual no pudo adaptarse por su sistema “materialista” y “capitalista”, aunque represente “el sueño americano” para muchos de sus colegas.

de su salud mental
Con una postura clara sobre el tema de salud mental, el actor fue uno de los primeros artistas dominicanos en revelar que ha luchado contra la depresión y la ansiedad.
Frank Perozo destacó la importancia de visitar constantemente a un terapista y, en su caso, otras herramientas, como la filosofía y técnicas de respiración, que lo han ayudado a desarrollarse como ser humano.
“A mí me ayuda mucho, primero mi doctora, la doctora Hichez, que está haciendo un trabajo maravilloso, yo he pasado por varios desde temprana edad, pero la ansiedad prácticamente tiene que ver mucho con la respiración, cómo estás respirando, como estás pensando, tener el control de tus pensamientos, la filosofía ayuda mucho, y tú vas teniendo con el tiempo las herramientas que necesitas”, dijo.
“Porque no son cinco años, son 27 años. Entonces yo no hubiese podido hacer una película con este trastorno, porque yo tengo más de 30 años con ese trastorno sin darme cuenta, hice una carrera, crié a mi hijo bellísimo, es un hombre muy funcional en la sociedad, está trabajando”, abundó.
A pesar de que habló con notable preocupación sobre las estadísticas de pacientes con trastornos mentales en República Dominicana, considera que la idiosincrasia del dominicano evita que los casos sean mayores, en comparación a otros países.
“El dominicano siempre tiene la capacidad de encontrar una mano amiga, nosotros somos muy solidarios como nación, tendemos a que si tú ves a una persona con algún problema o con hambre: mira, ten aquí hay un plato de comida”, afirmó.