Ser piloto es una respuesta recurrente en los deseos infantiles cuando se le pregunta a un niño qué quieres ser en el futuro. Muchas veces ese sueño se diluye durante el crecimiento pero en algunas personas persiste hasta lograrlo.
Para un niño pobre o de clase media ese anhelo de ser piloto podría ser inalcanzable y aún para un niño de clase alta lograrlo sería un gran sacrificio personal y familiar por el alto costo que tiene esta carrera y los requisitos que se les exigen para obtener una licencia que les permita pilotar aeronaves.
Eddy Rodríguez Morel nació en un campo de Gaspar Hernández, provincia Espaillat, y desde muy chico soñó con ser piloto de helicóptero, pero su familia no podía apoyarlo económicamente.
Al terminar el bachillerato y saber que las condiciones económicas de su familia no le permitían realizar su sueño, Eddy decidió matricularse en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a estudiar mercadeo, pero el destino había escrito su nombre como aviador y en una clase de música en el Museo del Hombre se encontró con un cartel que decía “Escuela de Aviación Águila Dominicana”. Este cartel le hizo volver a pensar que era posible su sueño.
“Cuando le dije a mis padres que iba a estudiar aviación solo se miraron, porque no habían recursos, pero continué, me inscribí en Aeroclub Dominicano, conseguí trabajo como ayudante de mecánico de avión y el señor con el que trabajaba puso su avión a mi disposición con la condición de que pagara la gasolina”, narró Eddy a Listín Diario.
Nada lo detuvo en el camino de hacerse piloto, a pesar de que su condición económica no le ayudaba.
Se puso a trabajar como lavador de aviones con Benjamín Sajour, quien viendo su pasión por aprender le dijo “Eric te voy a hacer piloto” y con su apoyo lo pudo lograr. En 1996 se hizo piloto comercial y 10 años después logró su licencia como piloto de transporte de línea aérea.
Eddy se muestra satisfecho de haber logrado su sueño, ahora es capitán piloto, pero dice que a pesar de su sacrificio, en el país nunca le dieron la oportunidad de volar un avión grande por ser un piloto de bajos recursos. Se fue a Haití donde pudo volar los aviones que nunca pudo volar en República Dominicana y luego migró a Estados Unidos en donde estudió inglés y consiguió su licencia de transporte de línea aérea (ATP). Eddy en la actualidad vive en Miami y lucha por conseguir oportunidad para volar en una aerolinea dominicana. Refiere que en el país se están validando licencias a pilotos extranjeros en detrimento de los dominicanos y en violación de la Ley de Aviación Civil.
Se hizo piloto cogiendo préstamos
Leandro Rivera también quería ser piloto desde niño y no desistió hasta lograrlo. A sus 30 años ya es piloto e instructor de vuelo. “No podía pensar en una profesión más noble ni más emocionante”, cuenta este joven aviador con notable orgullo de la carrera que eligió.
Empezó a formarse en 2010, en una de las tres escuelas que existían en el país. Su primer curso de piloto privado duró un año y costó US$1,000 la parte teórica y US$5,000 la práctica, unos RD$220,000 a la tasa del 2010.
“Pude costear el precio de las clases gracias a los ahorros que ya venía haciendo con este propósito y accediendo a un préstamo en la cooperativa del trabajo y tomando crédito en la misma escuela en que estudié, cuyo dueño daba esa facilidad a sus estudiantes”.
Alcanzó su primera licencia como piloto privado y con esta a la mano a Leandro le faltaba mucho por recorrer, porque son varios los cursos y muchas horas de vuelo las que debía acumular para luego enfrentarse a un mercado laboral de escasas oportunidades. Hizo el curso “Vuelo por Instrumento”, una habilitación que se suma a la licencia de piloto y que costaba US$5,500. En este curso tenía que realizar 35 horas de vuelo real y 14 en un simulador.
“No podía costear este curso de inmediato hasta no saldar las deudas del curso anterior, las que demoré dos años en pagar”, indica Leandro, mostrando el camino tortuoso que atraviesa un joven cuando sus escasos recursos no alcanzan para su caro sueño de ser piloto.
Agrega que en ese momento apenas tenía 95 horas de experiencia en vuelo, y para ser piloto comercial legalmente se requiere un mínimo de 190 horas “a esa fecha ya me había gastado alrededor de medio millón de pesos, de los cuales aún debía la mitad”. Enfrentó la tarea de acumular 100 horas de vuelo y cada hora costaba US$130 y a final de 2018 obtuvo su licencia de piloto comercial. Luego decidió convertirse en instructor de vuelo y tuvo que hacer un entrenamiento en Puerto Rico con un costo de US$1,000. Para ser más competitivo tuvo que hacer el curso de Aviones Multimotores por US$5,600 y ahora acumula una deuda de RD$1.5 millones, mientras espera la oportunidad de trabajar para una de las pocas líneas aéreas que tiene el país.
CON POCAS PLAZAS
Para el secretario general de la Asociación Nacional de Pilotos, Cristian Alba, la carrera de piloto tiene un costo elevado por su complejo nivel de preparación y sus requerimientos de inversión en equipos tecnológicos, instrucciones y combustible.
Sostiene que aunque el país tiene las condiciones para convertirse en un meca de la aviación las trabas burocráticas y la corrupción no dejan que sea posible y dijo que son mínimas las plazas para pilotos en RD.
Mala práctica
El presidente de la Asociación Nacional de Pilotos, Bolívar Batista, destacó el sacrificio que hacen los dominicanos para hacerse pilotos y señaló que la gran mayoría han tenido que migrar por falta de empleos, de competividad de las empresas y falta de política de desarrollo del sector.