Tradicionalmente, la agricultura ha sido manejada por empresarios que no tienen conocimientos técnicos de la administración del negocio. Estos, sean agrónomos o no, son muy buenos en los procesos de producción, pero en los últimos años han tenido el desafío de aprender sobre toda una cadena que va más allá de la cosecha.
Así, el agronegocio o la carrera de “Agroempresa” se ha constituido en una oportunidad para jóvenes que tienen familiares productores y desean manejar no solo la siembra, sino también las estrategias de mercado para que el producto agrícola sea de calidad y se venda porque, por ejemplo, de nada vale tener una gran cosecha de lechugas si nadie las va a comprar.
Ante esta realidad, el Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola forma desde hace años a estudiantes, en su mayoría de la región Sur, en esta área, pero más allá de la práctica, tiene una finca donde los estudiantes se convierten en verdaderos agrónomos y manejadores del agro.
En esta finca, Loyola tiene una granja de animales, donde los que estudian para ser asistentes de veterinarios también pueden realizar sus prácticas. Aquí hay chivos, ovejos, vacas, cerdos, pollos y otros.
Cada día, los estudiantes llegan a la finca en botas y con sombreros porque de ellos depende desde la cosecha de un producto hasta la venta. Aquí hay plantaciones de mango, plátanos, una variedad de maíz única (fue desarrollada por estos futuros trabajadores del agro), yuca, limones, tomates, ajíes, molondrón, lechoza, lechuga, berenjenas, y más. Incluso, Loyola tiene en la finca experimental profesor “Andrés Vloeberg” un vivero y las plantas ornamentales son vendidas al público.
En una visita a esta finca, el docente técnico agrícola del lugar, Ambrosio Robles, destacó que este es un espacio para desarrollar las competencias prácticas que necesita el estudiante y para fomentar una cultura emprendedora para cuando los jóvenes finalicen esta carrera, puedan dedicarse a la agricultura con estrategias que le permitirán tener mejores resultados.
“Como agrónomos y negociantes del agro ellos deben diseñar al final de su carrera un proyecto, hacer investigaciones de mercado, defender el producto ante un jurado y vender el producto en las calles. Ellos van y hacen su estudio de a quién le van a vender, posibles compradores mayoristas y minoristas, definen un precio, costo de producción, margen de beneficio y la finca les ayuda en todo este proceso”, explicó Robles.
El profesor citó un ejemplo: en un mismo cuatrimestre, hace dos años, dos grupos de estudiantes desarrollaron sembraron lechuga. Uno tuvo errores de producción y la lechuga estaba “medio feíta”, mientras al otro la lechuga les quedó de mucha calidad, pero se descuidaron en la comercialización y se les dañó el producto. Sin embargo, el grupo que tenía la lechuga fea, trabajó en una estrategia para venderla y así lograron obtener ingresos.
Quieren crear app
Ahora, los estudiantes de agronomía y agronegocios están buscando digitalizar los procesos que tienen en la finca, principalmente con el sistema de seguimiento de riego, ya que todo lo que hacen durante las cosechas se anota en un cuaderno y es difícil llevar un registro formal.
Datos
Solicitaron a los estudiantes de redes y comunicación de Loyola para ver si es posible hacer algún tipo de aplicación y que al final les pueda dar ciertas estadísticas de los productos por separado.