Para muchas personas la navidad es una época colorida y de alegría generalizada que se aprovecha para compartir y disfrutar con la familia y los amigos. Sin embargo, para Doña Dulce la navidad no tiene el mismo significado.
Dulce Rodríguez, de 63 años, se gana la vida laborando al frente de su puesto de fritura, oficio que ejerce desde hace más de 30 años en el sector Los Mina del municipio Santo Domingo Este.
Durante el asueto navideño, fecha en la que muchos descansan, Doña Dulce trabajó. “Yo trabajo todos los días, si no trabajo no como”, dijo luciendo cansada pero con una sonrisa en el rostro.
Ella y su esposo partieron desde hace casi cuatro décadas de su pueblo natal Sánchez, provincia Samaná, con rumbo a la ciudad capital con una maleta cargada de sueños y esperanzas de tener un futuro mejor.
Sin embargo, las vicisitudes y los retos del día a día le han impedido materializar ese anhelo. Aun así, Doña Dulce se levanta todos los días con o sin ánimos a ganarse su sustento.
Estas festividades no fueron del todo felicidad para ella ya que, según relató, no pudo cenar en Nochebuena. Con voz melancólica, Doña Dulce expresó que las deudas y las carencias económicas le impidieron celebrar la Navidad como lo hace la mayoría. “El que no tiene otra forma de vivir no le alcanza para celebrar”, sostuvo.
La Nochebuena para ella, también fue otro día de trabajo. “Me la pasé tranquila vendiendo aquí”, confesó. Pese a su realidad, Doña Dulce declaró que le gustaría vivir esta época bajo otras condiciones. “Algún día, si estoy viva, quiero hacer una gran cena”, dijo.
Con agradecimiento y optimismo, la residente de Los Mina aseguró sentirse orgullosa de “lo mucho o lo poco” que pudo dejarle su trabajo, ya que gracias a él, pudo sacar adelante a su hijo.
Actualmente reside en una habitación arrendada y de acuerdo a sus declaraciones, no recibe ayuda de ninguna esfera del gobierno, tampoco cuenta con seguro de salud.