Yoskar Sarante nunca se imaginó que después de muerto sonaría tanto en la radio dominicana. Talvez una bachata suya no haya sido tan popular en vida como el lázaro «Amor a medio tiempo», que desde hace más de un año desempolva sentimientos de miles de dominicanos. El tema fue grabado por él 26 años atrás.
Por alguna razón de la vida, la canción comenzó a colarse en la radio y en las plataformas digitales que difunden bachata y no hay colmadón o lugar de diversión en el país que no suene este tema que cantó Yoskar Sarante.
Solo en el canal de Youtube del bachatero dominicano, visto por Listín Diario, «Amor a medio tiempo» tiene más de 24 millones de visualizaciones desde que fue publicado en 2017.
«Cuánto romo se ha bebido» con ese tema, publicó un usuario en el canal de Sarante, quien murió el 28 de enero de 2019. Tenía 49 años de edad.
«Me imagino la familia de este gran artista el sentimiento que encuentran al escucharlo pegado un 2022 sin límite», escribó otro usuario (Daniel Cooper).
Juan Carlos Gonzalez anotó: «Fuiste tan grande que aún después de tu muerte sigues haciendo historia. Vuela alto querido amigo Yoskar Sarante».
«Amor a medio tiempo» no solo suena en República Dominicana. José Robert García reporta que «en Mexico está sonando este gran tema, esta rica bachata, saludos a todo el mundo entero, somos una familia y de buenos géneros de música, que Dios siempre esté con todos».
Yoskar Sarante trabajaba cargando blocks, mezclando y empañetando paredes cuando se encontró en los años 90 con la contagiosa bachata, que a partir de la hora de su muerte es su mejor legado al pueblo dominicano.
Además de la construcción, la bachata se lo robó al merengue, donde realmente comenzó su entrada a la música popular.
Desde niño tuvo inclinación a la música, de manera empírica. A los doce años, cuando Pedrito Fernández cargaba «La mochila azul», él era su fiel imitador.
Su afición por la guitarra la heredó de su padre, que falleció cuando él era un niño. Además de la música, heredó el trabajo duro. Llegó hasta vender guandules en las calles de Villas Agrícolas, barrio capitaleño donde nació el 2 de enero de 1970, para ayudar a su madre en la manutención familiar.
«Mi papá no vio mi éxito, pero él siempre tenía esa seguridad, esa fe de que iba a representar a Santo Domingo en el mundo entero y a los doce años me dijo: – para mí tú eres un artista ya», contó en una entrevista televisiva en «El Especial con Colombia Alcántara». Y eso le dio la confianza.
A los 15 años se integró a una orquesta merenguera que le llamaban La Proclama, dirigida por Tomás Barreras y en la que también figuraba El Jeffey.
Luego pasó al frente del grupo de Juancho Viloria, quien antes estaba con Wilfrido Vargas. De ahí paso con Cheché Abreu y Aramis Camilo.
Entre 1994 y 1999 Yóskar se hacía llamar «El Prabú de la bachata» y grabó tres producciones sin mayores resultados.
Fue entonces cuando conoció a Freddy Peña Pastor y se acercaron a Juan y Nelson, que le cambió la vida porque hasta entonces había sido muy difícil.
«Yo no tenía dinero, no tenía nada… No es fácil uno ver a su niña llorando porque no tiene leche y yo sin trabajo, pues nadie me contrataba aún y eso me obligó a meterme en lo que fuera», comentaba en las entrevistas sobre su vida.
Yoskar recordaba que en la construcción le pagaban 40 pesos por hora, unos 320 pesos por día, «pero era lo único que encontraba para poder mantenerse y no dejar morir de hambre a su familia» y por eso trabajaba en lo que apareciera.
«Niña sedienta», en 1996, fue su primer álbum y es ahí donde se encuentra el exitazo actual «Amor a medio tiempo».
Su primera gran pegada fue con «La Noche», en el 2000, y fue Baní donde se le contrató en su primera fiesta importante, por la que cobró unos 80 mil pesos, que para él entonces era una fortuna.
Ya la vida comenzaba a cambiarle y podía mantener a su familia. Yoskar procreó tres hijos: dos varones de 20 y 15 años y una mujer de 23, y permaneció casado durante 25 años.
«Cuando cobré esos 80 mil, eso para mí fueron todo los cuartos del mundo, pero después que me pegué empecé a saborear la fortuna, pero es bien difícil cuando uno no tiene nada?», dijo el bachatero en una entrevista publicada en el periódico El Día.
Además de «La Noche» y «Amor a medio tiempo», otras bachatas que lo catapultaron fueron «Llora alma mía», «Cama separada», «Guitarra», «No tengo suerte en el amor» y muchas más. Y una que lo retrata quedará para la historia: «Viví»..
Su popularidad llegó a millones en ciudades latinas de Estados Unidos y Europa. O a países donde nunca antes había llegado la bachata, como Finlandia.