Según Claudia Saleta, asesora de género de Plan Internacional, organización no gubernamental que se encarga de velar por los derechos de niñas, niños y los adolescentes en el país: “Las leyes casi siempre son puntos de partida, no de llegada”. Con esto pone en evidencia que aún falta un protocolo que permita la detección y accionar de las uniones tempranas informales.
“Las uniones tempranas informales son mucho más difíciles de combatir porque no hay un procedimiento oficial, mediante el cual se formaliza. Desde Plan estamos reclamando que haya un protocolo que dé operatividad a esa prohibición en cuanto a las uniones que no son formales”, puntualiza.
La asesora de género sostiene que las uniones tempranas y los embarazos en adolescentes son dos temas que están estrechamente vinculados: “Muchos embarazos en adolescentes se dan en un entorno donde hay una unión temprana y muchas uniones tempranas conducen a embarazos en adolescentes”. Es como un círculo vicioso.

Saleta es fiel defensora de que en las escuelas se debe impartir educación sexual oportuna para cada edad, ya que mientras menos información tengan las familias y las adolescentes, más riesgo hay de que terminen en uniones tempranas.
“Hay mucho conservadurismo que frena mucho el que de verdad podamos tener en todas las escuelas educación de calidad, educación sexual, aunque sea basada en valores como le llaman. La educación integral en sexualidad oportuna para cada edad no tendría que tener el freno que tiene ahora”, considera la también abogada.
El cambio de mentalidad es otro de los retos que enfrenta el país, pues las uniones tempranas no son un tema nuevo, antes del siglo XXI el casarse a temprana edad era normal, sobre todo, en zonas rurales.
“En todas las familias tenemos una abuela que se casó a los 16, 17 años, como algo normal de nuestras familias. Son historias hasta romantizadas. Es algo que ya damos por hecho y que normalizamos”, dice Saleta frente a esta dura realidad de la percepción del tema que aún persiste en muchos hogares dominicanos.
De acuerdo con la experta, cuando se empezaron a medir las uniones tempranas y matrimonios, República Dominicana llegó a registrar una taza de un 36%, convirtiéndose en una de las más altas de América Latina. En 2024 la tasa descendió a un 25%, pero sigue siendo una de las más altas en la región.
“Sin acciones e inversiones aceleradas, América Latina y el Caribe ocuparán el segundo puesto más alto de matrimonio infantil y uniones tempranas para 2030”, señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Este organismo indica que el matrimonio infantil y las uniones tempranas son un fenómeno complejo relacionado con desigualdades de género, pobreza, abandono escolar, violencia y embarazo adolescente.

El matrimonio infantil pone en riesgo la vida y la salud de las niñas, además de limitar sus perspectivas futuras. A esto, Claudia Saleta agrega que las niñas se exponen a situaciones de violencia.
Una de las barreras que señala, impide lograr el objetivo de la eliminación de las uniones tempranas en República Dominicana, son los “retrocesos” que se han dado en el país y pone como ejemplo el cierre del Departamento de Género del Ministerio de Educación.
“Eso no nos afectó como organización, sino en la lucha por la prevención de embarazos adolescentes y de uniones tempranas, eso sí afecta porque desde el Ministerio de Educación, que es el órgano que debería velar porque en todas las escuelas se incluyan planes y proyectos para prevenir estas estos flagelos, el departamento que lo llevaba, fue eliminado”, explica.
Otros riesgos
Al ser cuestionada sobre si las familias deberían recibir alguna sanción por consentir una unión temprana dentro de su núcleo, Saleta expresa: “Hay que establecer medidas psicosociales, porque muchas familias son también víctimas del sistema. Yo no podría culpar penalmente a una familia que probablemente no vio otra salida, no vio otra opción y se vio empujada por este sistema en el que nos encontramos de pobreza extrema, de situaciones de marginación, de desempleo, etcétera”.
Dentro de las medidas psicosociales que se podrían ponerse en marcha, la profesional menciona establecer vínculos con fiscalía, o sea, presentación periódica, rendir cuentas, tener citas con las trabajadoras sociales, entre otras.
Aunque no existe un delito específico denominado “matrimonio infantil” en el Código Penal, los adultos involucrados en una unión de hecho con un menor se exponen a las sanciones penales por abuso sexual de menores.
¿Qué se está haciendo para hacerle frente a la problemática?
Desde enero de 2021, la República Dominicana prohíbe de manera absoluta el matrimonio infantil. La Ley No. 1-21, promulgada ese año, modificó el Código Civil para establecer que “las personas menores de dieciocho años no podrán contraer matrimonio en ninguna circunstancia”. Esta ley eliminó todas las excepciones previamente vigentes que permitían el matrimonio de menores con consentimiento parental o autorización judicial.
En este aspecto, Claudia Saleta señala que el país cuenta con programas como la Política de Prevención y Atención a las Uniones Tempranas y el Embarazo Adolescente (PPA), actualizado este año y que también aborda las uniones tempranas. Éste busca asegurar el acceso de niñas, niños y adolescentes a un sistema de protección social que fomente la continuidad educativa y el desarrollo de proyectos de vida alternativos a los matrimonios infantiles y las uniones tempranas.
“Hay unos proyectos tanto gubernamentales como en las organizaciones como la mía (Plan Internacional), que apuntan exclusivamente a cambio de mentalidad, porque esa es la raíz de la problemática”, asevera Saleta.
Dentro de los proyectos de esta organización está ´Guiando´ que es financiado por el Ministerio de la Mujer y está orientado solamente para personas adultas, líderes comunitarios, padres, madres y tutores de las Asociaciones de Padres de las escuelas. Además de docentes, líderes religiosos y médicos de una misma localidad. La finalidad de este programa es impartir talleres a cada una de estas poblaciones para que se conviertan en voceras del mensaje.

Actividades de Plan Internacional con el programa GuiandoCortesía de la entrevistada
“Esos adultos entran en contacto con personas adolescentes o con familias en algún punto de su vida, de su trayectoria, cuando yo voy a buscar atención en salud o cuando voy a la escuela, etcétera. Viendo ese círculo, ese ciclo de gente que puede entrar en contacto con estas familias, les formamos a ellos en la importancia y sensibilización de este tema”.
Plan Internacional tiene intervenciones permanentes en Azua, San Juan, Barahona, Elías Piña y Pedernales, parte de las zonas con mayor incidencia de uniones tempranas en el país.
¿Qué falta?
A su juicio, Saleta dice que para lograr eliminar las uniones tempranas en RD falta mayor articulación entre los organismos responsables: Unidades de Atención Primaria, Ministerios de Salud Pública, Mujer, Educación, fiscalías, tribunales de niños/as y adolescente y procuraduría.
“No hay una mesa donde se sienten juntas todas estas autoridades a nivel local”, dice la asesora, agregando que denunciar los casos de matrimonios o uniones tempranas se complica porque las personas no saben dónde o cómo se hace este procedimiento.
“Eso tiene que darse y eso se da en otros países. Hay formularios que tú llegas a un hospital en Estados Unidos y de una vez te sacan el formulario de detección de situación de violencia y cualquier individuo enfermero sabe manejar ese formulario y sabe que tiene que denunciar”, sostiene.