Las autoridades de Ucrania han reconocido este martes que «parte» de la ciudad de Severodonetsk, situada en la región de Lugansk (este), se encuentra ya controlada por las fuerzas rusas, motivo por el que han destacado que la situación «es extremadamente difícil».
El jefe de la Administración Regional de Lugansk, Serhiy Haidai, ha negado que la totalidad de la ciudad haya sido capturada y ha dicho que las fuerzas rusas «están siendo repelidas». «No pueden moverse libremente», ha reseñado, según ha recogido la agencia ucraniana de noticias Ukrinform.
«No creo que haya un riesgo de ser rodeados. Aún existe la posibilidad de retirada hacia Lisichansk, así que no hay amenaza de cerco», ha explicado Haidai, quien ha denunciado que las fuerzas rusas planean una operación para «limpiar» los alrededores de Severdonetsk.
«Los rusos planean una operación militar para limpiar el territorio alrededor de Severodonetsk. Están lanzando un batallón que pasará por las aldeas de alrededor, como Borovskoye o Sirotino», ha manifestado, tal y como ha informado la agencia de noticias UNIAN.
Las palabras de Haidai han llegado un día después de que las milicias de la autoproclamada República Popular de Lugansk confirmaran el lunes el inicio del «asalto» a la ciudad de Severodonetsk, tras hacerse con el control de varias zonas residenciales situadas en los alrededores.
Severodonetsk fue escenario el lunes de un ataque ruso que se ha cobrado la vida de un empleado de la cadena de televisión francesa BFMTV. La cadena ha confirmado las informaciones previas de autoridades rusas, que apuntaban al fallecimiento del periodista y reportero gráfico Frederick Leclerc-Imhoff.
Leclerc-Imhoff se encontraba en territorio ucraniano cubriendo la guerra en el país cuando ha sido alcanzado por la metralla de un ataque del Ejército de Rusia. El presidente francés, Emmanuel Macron, ya ha condenado lo ocurrido, a igual que el Ministerio de Asuntos Exteriores francés.
En este sentido, el secretario general de la organización no gubernamental Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Jan Egeland, ha mostrado su «horror» por la situación en Severodonetsk, que se ha convertido «en el epicentro de otro capítulo de la brutal guerra en Ucrania».
«Tememos que hasta 12.000 civiles se encuentran atrapados en el fuego cruzado en la ciudad, sin suficiente acceso a agua, comida, medicinas y electricidad. Los bombardeos casi constantes están forzando a los civiles a buscar refugio en búnkeres y sótanos, con sólo unas pocas y preciosas oportunidades para los que intentan escapar», ha lamentado.
Egeland ha destacado que el NRC entregó durante la última semana, en colaboración con socios locales, ayuda alimentaria y suministros a civiles que permanecen en Severodonetsk y en la región de Lugansk, si bien ha alertado de que «la intensificación de los combates hace que eso sea imposible».
«No podemos salvar vidas bajo una lluvia de granadas. Pedimos a las partes en conflicto que permitan inmediatamente a las organizaciones humanitarias acceder a Severodonetsk con asistencia vital y que permitan evacuaciones seguras de los civiles que quieran abandonar la ciudad», ha subrayado.
«Visité Severodonetsk semanas antes del repunte de la guerra en febrero. Entonces vi cambios positivos en la zona que nuestro equipo y socios trabajaron de forma incansable para lograr desde 2014. Estábamos reconstruyendo aldeas y ayudando a las familias desplazadas a empezar de nuevo», ha relatado.
Así, ha denunciado que «este progreso está ahora en ruinas» y ha agregado que «los pensionistas en aldeas aisladas estaban devastados por ocho años de inseguridad y ataques». «Es inimaginable que ahora tengan de nuevo que sufrir esta pesadilla de guerra moderna», ha apuntado Egeland.
«Casi cien días después del repunte de la guerra en Ucrania, hemos visto cómo bombas destruyen infraestructura crítica en el país y reducen a escombros ciudades completas, como Severodonetsk. Más de catorce millones de hombres, mujeres y niños están desplazados dentro de Ucrania o se refugian en otros países sin tener ni idea de si podrán volver a sus casas de forma segura», ha remachado.