A quienes controlan el poder político en Washington DC, no le importan los dominicanos, ni los haitianos, mucho menos las condiciones de vida de los trabajadores cañeros. A esta gente solo le importa retener el poder político, también el dinero necesario para consolidarlo y fortalecerlo.
Impedir la entrada de azúcar producida por el Central Romana tiene una razón exclusivamente política. Quizá las donaciones de la familia Fanjul a los candidatos republicanos al Congreso, en el Sur de Florida, Brooklyn y Queens explique todo. Con esas donaciones, los republicanos controlarán la Cámara Baja.
El embargo no afecta la azúcar dominicana, la familia Vicini sigue exportando sin problemas. En Washington siguen comiendo manzanas del Medio Oeste, en esas plantaciones, los trabajadores agrícolas viven en condiciones muy parecidas a los bateyes cañeros.
La familia Fanjul sabe exactamente lo que ocurre, y como resolverlo, es cuestión de tiempo.