Con sus pies encima de los escombros de madera y bajo el sol de la mañana de ayer, cientos de personas que se alojaban en los alrededores de la avenida Ecológica, cerca de la Ciudad Juan Bosch, quedaron a la intemperie luego de ser desalojados de su vivienda.
Martina García y su esposo Manuel Antonio Sánchez, recogían en sábanas y tanques sus pertenencias luego de que uniformados llegaran a la comunidad a la seis de la mañana a expulsarlos de su casa, según la pareja, sin previo aviso.
García narró cómo se vio en la obligación de huir y sacar a sus tres hijos de su hogar en el cual había vivido por 14 años.
“Está bien que desalojen, pero no somos animales, Dios mío somos humanos, que vengan a avisarnos, que no manden delincuentes a robar los trastes. A mí me dejaron sin nada, yo estaba con mis tres hijos durmiendo cuando de repente me entraron a machetazos la casita”, dijo Martina García, una mujer que se encontraba durmiendo en el piso, como sacrificio cristiano cuando la dejaron sin nada.
Según los afectados, minutos antes de llegar las patrullas a la zona ingresaron un grupo de hombres con las caras cubiertas y portando palas y machetes.
Asimismo, narró su amarga experiencia Francisco Peralta, quien relató que a partir del evento tendrá que dormir a costa de la gentileza de otros.
“Yo me iba a trabajar cuando vinieron esos delincuentes a tumbarnos todos y me dieron en un brazo porque intenté proteger lo mío. Ahora estoy llamando a un amigo a ver si se apiada de mí por dos o tres días; esto es un abuso, somos gente, no vacas ni burros”, dijo el hombre.
Casi al frente de la casa de Francisco se encontraban los pedazos de madera pintada, de lo que fue el hogar de Carlos Féliz y Malida Esperanza Roa, una joven pareja, quienes habían residido en el lugar por 10 años junto a sus dos niños y que, al igual que las otras familias, fueron dejados en la calle.
Algunos lugareños manifestaron “no tener problemas” con el hecho del desalojo, si no que buscan que se les sea tratado como personas dignas, con derechos que respetar.
“Si necesitan el terreno para algo del estado, solo avísennos dos o tres semanas antes, porque no somos locos, aquí no hay vaca, ni oveja, ni burro, para que quieran acarrear a la gente, que cumplan la ley y agoten los procesos”, dijo una mujer, quien agregó que esa intervención fue la primera ocurrida en esa zona, por lo que no estaban entendiendo qué pasaba al momento que irrumpieron en el espacio.
Mauricio Acosta, otro afectado del desalojo responsabilizó a un abogado.