Los días 27 y 28 de febrero de 1989 los pasé junto a un grupo de campesinos en la loma La Barbacoa, de Baní, y fueron muy provechosos para entender el futuro. Mientras por la radio escuchaba los detalles de “El Caracazo” que sacudía a Venezuela contra el FMI y los gobiernos entreguistas, leí con avidez “La Perestroika”, de Mikhaíl Gorbachov.
Mientras el gigante soviético era traicionado desde la cúpula, sin batalla, un pueblo latinoamericano enseñaba que por más dificultades que se interpongan en el camino, la injusticia y la astucia no pueden aplastar en forma definitiva a los trabajadores. El llamado “Fin de la historia”, relato narcotizante para el mundo unipolar, comenzó a estallar en pedazos, horas antes de su alumbramiento en un laboratorio de ideas.
El país de hoy
¿Hacia dónde va un país cuyo sector productivo más potente y dinámico –el turismo- paga los salarios más bajos a los trabajadores y no tiene que tributar para fortalecer los ingresos del gobierno?
¿Cuál es el rumbo de un país donde al 60 por ciento de los encarcelados se les mantiene sin juicio en una mora judicial que se convierte en una condena administrativa?
¿Qué puede esperar una sociedad que se va a la cama con un apagón en medio del calor y la humedad y al amanecer despierta con la ‘noticia’ de que 71 fiscales, 1,350 policías Lince y militares ‘Rangers’ han registrado decenas de casas buscando a los integrantes de una banda criminal que amenaza a la procuradora general de la República?
¿Cuál fue el botín de ese operativo? Diez presos de los que soltaron siete de inmediato y sometieron a tres, ninguno por amenaza a la vida de la magistrada Miriam Germán Brito: ¡El motivo del operativo!
Quiere decir que para allanar el taller Radiadores Ivelisse (RI), ampliamente conocido en Santiago porque lo opera allí desde hace 50 años el señor Guillermo Peralta Reyes y su familia, las autoridades movilizaron helicópteros, camiones y más de mil militares y policías.
No obstante ir allí, reconocer que la Ivelisse que buscaban no era la hija de Guillermo, se llevaron todo el dinero y otras propiedades, sin detener al dueño del dinero ni tampoco a Ivelisse. ¿En qué andaban entonces, buscando delincuentes o dinero?
¡Cuánta chapucería en nombre de la ley, con los uniformes militares y policiales, con las armas del Estado y la arrogancia de funcionarios de buena vida, pero sin resultados para la paz social!
Ya lo he dicho: En nombre de la lucha contra la corrupción y la criminalidad, el ministerio público y sus tropas de atropello, utilizan los mismos métodos de los delincuentes, se colocan por fuera de la ley y arruinan el legítimo objetivo de terminar con la impunidad. ¿Desde cuándo, actuando ilícitamente, se puede esgrimir respeto a la ley?
Educación
¿Qué será de un país que gasta un dinero descomunal en educación preuniversitaria y los alumnos no aprenden nada de matemática, química, física, biología, historia, geografía, vida en sociedad, respeto, honor, dignidad, solidaridad, amor al estudio y disciplina?
¿Quién podrá predecir lo que sufrirán los ciudadanos de un país donde la criminalidad diaria se expande e invade todos los sectores, la autoridad no la controla y a menudo participa de ella, la encubre y la protege con el uniforme, las armas y los Códigos de la República?
¿Tiene futuro un país donde los principales líderes políticos son postales de Photoshop que año por año están más jóvenes, rozagantes, sonrientes y demagogos sin compromiso con el pueblo que humillan e instrumentalizan para consolidar negocios en el poder?
¿Adónde llegará un país cuyo último gobierno botó de su empleo a los técnicos agropecuarios, a los directores de distrito educativo, a médicos de hospitales, a profesores y técnicos de inglés, a diplomáticos de larga experiencia, para en su lugar colocar a afiliados de su partido que solo saben hacer campaña electoral?
¿Marcha hacia el desarrollo un país donde la gente no puede transitar por las calles y avenidas porque el taponamiento es paralizante y cada día peor?
¿Va viento en popa un país con sus ciudades llenas de basura, al igual que sus carreteras, autopistas, lechos de ríos, cañadas, arroyos, costas y terrenos suburbanos?
¿Qué le espera a un país donde el próximo año se celebrarán elecciones para escoger concejales, alcaldes, diputados, senadores, un presidente y un vicepresidente, sin debatir propuestas programáticas ni escrutar la procedencia de las fortunas y los apoyos de todos los candidatos, que para ser tales necesitan un barril de dinero para movilizar caciques, saciar miserias y comprar el sufragio el día de la votación?
Desborde de arrogancia
¿Qué será de un país donde un grupo de arrogantes se abroga la potestad de clasificar a los periodistas entre ‘amigos’ (naturalmente bien contratados) y enemigos porque estos últimos describen la realidad de los hechos?
¿Es que el talento de los funcionarios arrogantes es tan escaso que en lugar de concentrar sus esfuerzos en aportar soluciones a los problemas que se denuncian lo que hacen es irritarse y tratar de que no se ventilen públicamente?
¿Cree el presidente Luis Abinader –de quien tanta gente me habla muy bien- que sus mejores funcionarios son los que ocultan la verdad y lo ponen a hacer anuncios de obras que no se inician y las que estaban en proceso no terminan?
¿Considera el presidente Abinader que recogiendo carroñas desgastadas en otros partidos podrá recuperar los votos que les aportaron los más de 400,000 cancelados en su gobierno, de los que una parte no ha cobrado sus prestaciones laborales por abusos de funcionarios como el ministro de Educación, Ángel Hernández, en confabulación con el de Administración Pública?
Estemos claros: La situación objetiva de la República Dominicana es traumática, dura, difícil y lastimera para el pueblo llano que la sufre y la entiende, aunque la necesidad de supervivir cada día no le permita actuar con independencia política, forjar una resistencia consciente y organizada para superarla.
Pero esa situación es igualmente difícil para quienes gobiernan y tratan de permanecer en el poder porque en lugar de ver y aceptar los problemas cotidianos del pueblo como una realidad, tratan de hacer ‘viral’ un relato de falsa verdad para convertirlo en tendencia.
Hielo sobre un volcán
Ese tipo de solución es similar a montar una planta de hielo en el vórtice de un volcán que acumula energía por años. Llega un momento en que no hay frío que se interponga a la erupción y los ríos de lava se llevan los congeladores como barquitos de papel.
Eso fue lo que pasó aquí en abril de 1984 con una rebelión social, nacional, popular generalizada que fundió las bases del gobierno de Salvador Jorge Blanco, llevó a su partido (PRD-padre del PRM) a la oposición por 14 años, le dio un período de 2000-2004 y lo mandó otra vez a la prángana por 16 años consecutivos.
Recuerden Venezuela
Peor que eso pasó en Venezuela desde el 27 de febrero de 1989 cuando gobernaba Carlos Andrés Pérez, padrino político de los líderes del perredeísmo moderno (PRM) que gobierna aquí hoy, que no pudo contener la rebelión popular por sus políticas fondomonetaristas.
Su partido no solo fue derrotado sucesivamente en las elecciones venezolanas, sino que el voto popular barrió con los demás ‘grandes partidos’ y han quedado reducidos a peones del Departamento de Estado que los levanta y los arroja a conveniencia, no del pueblo de Bolívar, sino de los intereses de sus transnacionales.
¡Ay padre, qué tara tan pesada tiene el pueblo dominicano y qué escaso el talento y el arrojo para ayudar a organizarlo, movilizarlo y sacudir los actuales cimientos para sobre sus ruinas edificar una esperanza, un hábito de servicio, de sacrificio, de trabajo, de solidaridad, de estudio, de bienestar, de justicia, de pulcritud, de soberanía y dignidad ejemplares!
Pero como pregonan los budistas: “Esto también pasará”, porque nadie puede impedir la marcha de la historia y la fiebre no se suda con brillantina.