PABLO MCKINNEYpablomckinney@gmail.com
Me cuenta un amigo común que en los años ochenta el Dr. Abinader (padre) tarareaba en algunas tertulias de amigos la gran canción del bardo puertoplateño: “!Qué dilema tan grande se presenta en mi vida!”. Casi cuarenta años después, es el hijo ya presidente quien interpreta políticamente esa página bolero.
Por un lado está una Faride Raful, de ideología centro izquierda, frontal, valiente, dueña de una herencia familiar socialdemócrata, y reconocida -junto a Roberto Fulcar y Deligne Ascención- como una de las protagonistas/responsables del éxito electoral del PRM en 2020. Sin embargo, su discurso en temas controversiales como las tres causales para la interrupción del embarazo, o los derechos de la mujer y las minorías, han creado un ruido importante en su contra desde las cavernas de un fanatismo religioso que le ha tirado a matar, a veces apoyado en sus propios compañeros de partido.
En el otro lado está Guillermo Moreno, progresista de centro izquierda, con una dimensión presidencial nacional, y cuya carta de presentación ha sido un discurso ético contra la corrupción y por la HONESTIDAD, (eje de la campaña presidencial de Abinader), siempre enfrentado al líder del partido FP, Leonel Fernández, virtual candidato a vencer en las presidenciales.
¿Cuál de estos dos políticos debería ser el candidato del PRM a la senaduría del Distrito? Ambos caminos sugieren riesgos y generarán ruidos. Faride tiene un discurso muy cercano a los principios fundacionales del PRM, próximo a lo que debería ser esa organización, lo que le ha enfrentado/alejado de muchas de las decisiones de su propio gobierno y la dirección de su propio partido, las tres causales, por ejemplo, ya dije.
Piensa uno que el PRM debe promover los liderazgos jóvenes con auténtica vocación socialdemócrata como el de Faride, como a la vez reconoce que la firma de la alianza entre los dos PLD conminan al partido de gobierno a ganar en primera vuelta, (no vaya a ser vaina), lo que le conduce a “barrer pa’ dentro”, o sea, a la firma de acuerdos como el que el pasado martes “en algún lugar de La Mancha” apalabraron dos señores, entre un vino chileno “honesto” y macerado, una picadera frugal de uvas verdes, y canciones del cantor que, en los brazos de su madre, Faride escuchaba en el tocadiscos Philips de su padre: “!Qué dilema tan grande se presenta en mi vida”. Pues sí…