El editorial del Listín Diario ha señalado recientemente la falta de datos sobre los fallecidos en accidentes de tránsito en los primeros meses del año. No es un hecho aislado; es el reflejo de una cultura institucional que no comprende que las estadísticas son herramientas de planificación, evaluación y control, y no simples recursos de exhibición para justificar gestiones.
Hace tiempo me propuse no escribir sobre seguridad ciudadana, incluyendo los accidentes de tránsito, porque las autoridades han decidido que todo está mejor que antes. Desde el 2020, aseguran que ahora sí hay estadísticas. Entonces, me pregunto: ¿qué era lo que hacíamos en el 2007-2010, cuando todos los lunes, desde las seis de la tarde hasta las nueve de la noche, revisábamos junto con las direcciones regionales del Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional la variación de los hechos delictivos de una semana a otra? ¿Qué sentido tenían las visitas mensuales a cada dirección regional del interior, donde se analizaba el comportamiento delictivo y se evaluaba el desempeño de los comandos regionales?
Lo que veo hoy es que se usa la estadística como una vitrina, como un elemento decorativo que permite afirmar que todo está bien. Y si todo está bien, ¿para qué cuestionar? ¿Para qué señalar? Cuando todo es perfecto, quien opina lo contrario es un necio, un impertinente que perturba a los eficientes funcionarios.

William Edward Deming, el estadístico norteamericano que revolucionó la industria japonesa con el uso de datos, dejó claro que la medición y el análisis son esenciales para mejorar cualquier sistema. Pero aquí, en nuestro país, utilizamos la estadística solo para justificar, no para trabajar.
Es lamentable la queja del Listín Diario, pero no sorprende. La falta de datos no es una casualidad; es una constante en una gestión que prefiere el discurso al diagnóstico, la percepción a la realidad. Mientras tanto, los accidentes de tránsito siguen cobrando vidas y la seguridad ciudadana sigue siendo una preocupación que, oficialmente, no existe.
Ese es nuestro país.