Pese a todas las advertencias, consejos, avisos y alertas, de que era contraproducente que desde el día cero el gobierno asumiera la comunicación como un fin en sí mismo (autobombo), y no como un medio (información) a través del cual dar a conocer el fin último (resultado de la gestión); a pesar de todos los recursos humanos, técnicos y financieros invertidos; a pesar de los miles de millones de pesos despilfarrados (y nunca mejor dicho) en partidas de publicidad, comunicación, “gestión de crisis”; a pesar de todo ello, el gobierno hoy se encuentra, en términos comunicacionales, contra la pared.
A diferencia de hace cinco años y dos meses, su credibilidad está mermada, la ilusión ciudadana está rota, la esperanza está quebrada, y el relato está a la defensiva.
Con apenas 59 días en el cargo, presupuestos comprometidos, licitaciones adjudicadas (¡A los mismos afortunados de siempre!), el nuevo equipo de comunicación ajusta, rectifica e intenta cambiar una práctica que, en los hechos, no fue exitosa, pues demostró ser incapaz de proponer, imponer y mantener una línea discursiva lineal, coherente y consistente, decantándose por el “recule” como categoría histórica.
Para colmo, debe batallar en tres frentes simultáneamente: rediseñar la comunicación del gobierno en el momento que está perdiendo credibilidad; posicionar las ejecutorias de la administración, justo cuando enfrenta su mayor crisis de confianza; y, a la vez, cambiar (¡Sobre la marcha!) todos los paradigmas que llevaron al gobierno donde se encuentra.
Es irónico, el Gobierno del Cambio manifiesta una aversión patológica al cambio. Se resiste a cambiar funcionarios incompetentes, prácticas de gestión ineficaces, patrones de conducta que la ciudadanía reprueba, estrategias de comunicación probadamente ineficientes; mientras, la situación política en torno a él sí está cambiando a velocidad de vértigo.
El anuncio del acuerdo suscrito con Nvidia, el martes 14, es un ejemplo. Que la actividad central haya sido el anuncio del anuncio, es consistente con el paradigma comunicacional a ser superado, el que llevó al gobierno a los mínimos actuales.
Que el hito noticioso haya sido firmar un MOU, en términos jurídicos no significa nada. Según el director de ventas regional de la empresa, “el programa AI Nations se está expandiendo de manera sostenida en América Latina” (Bnamericas, noviembre 2024), y su objetivo es cerrar acuerdos con todos los países de la región. Ya han firmado acuerdos similares con Brasil (2022), Chile (2024), Uruguay (vía zoom, 2024), México (2025), y hay “conversaciones con Paraguay, El Salvador, Barbados”, con el objetivo de garantizar mercados y clientes futuros para sus productos tecnológicos (Mercadeo 01).
Que en Palacio asuman –y vendan– la noticia de otro caso más de negocio para Nvidia, como un gran hito soberano con ribetes de Primer Mundo, sin indicar detalles presupuestarios, fuente de fondos, cronograma de ejecución, etc., y que todo quede en una nota de prensa y una foto, dice mucho… o en realidad, lo dice todo.