París-2024 es la oportunidad de «dar inicio al renacer del movimiento olímpico y de los Juegos en todo el mundo» tras dos ediciones marcadas por la pandemia del coronavirus y el escándalo de dopaje ocurrido en la edición invernal de Sochi en 2014, dijo a la AFP el exdirector de marketing del COI Terrence Burns.
Pero cuando quedan solo seis meses para la ceremonia de apertura de los XXXIII Juegos de verano (26 de julio), los organizadores del evento tienen aún que superar muchos obstáculos para lograr ese objetivo.
Uno de los más importantes es el de la seguridad, sobre todo de la ceremonia inaugural, que por primera vez no se llevará a cabo en un estadio cerrado, sino a lo largo del Sena.
Burns, que desde que abandonó el COI ha jugado un papel crucial en cinco campañas consecutivas de elección de sedes olímpicas, admite que «el mundo ha cambiado radicalmente», desde que París fue seleccionada para albergar la cita.
«Conozco a Etienne (Thobois, director general del comité organizador) y a Tony (Estanguet, patrón de París-2024) y estoy seguro de que son conscientes de que esta cuestión, la seguridad, puede marcar el éxito o el fracaso de los Juegos», indicó Burns en una entrevista a la AFP.
«Ellos (el comité organizador y estos dos responsables) son serios y prudentes», añadió.
Según Burns, París tiene una gran oportunidad para dejar un legado tras los Juegos, que se disputarán del 26 de julio al 11 de agosto: «Creo que París-2024 es consciente de la importancia que tienen estos Juegos para el movimiento y el mundo».
Para el exresponsable, París-2024 puede convertirse en la primera edición, desde Londres-2012, en convertirse en un verdadero éxito, más allá del evento deportivo.
«Nunca mundanos»
Los Juegos de Tokio-2020 (verano) y Pekín-2022 (invierno) fueron excelentes, pero «tuvieron un impacto mundial mitigado más allá de sus fronteras» como consecuencia de los estrictos protocolos implantados por la pandemia del Covid-19.
Rio-2016 (verano) «estuvo marcado por una serie de problemas organizativos que dieron lugar a innumerables noticias negativas» y Sochi-2014 (invierno) «estuvo marcado por el dopaje y la polémica LGBTQ».
Por lo tanto, sobre París recae la responsabilidad de dar un nuevo impulso a la marca de los Juegos, lo que supone un desafío inmenso.
«La gran esperanza es que París-2024 brille y ayude al renacimiento de la marca olímpica y de los Juegos en todo el mundo», asegura Burns.
«Las cosas hermosas y maravillosas que nos inspiran son escasas y difíciles de alcanzar; si fuera sencillo, serían mundanas», añadió.
«Los Juegos nunca son mundanos», insistió.
Otra de las cuestiones que puede marcar el éxito de los Juegos es el sistema de ventas de entradas, que por primera vez es digital.
Las autoridades francesas no quieren repetir los errores que condujeron el fiasco organizativo de la final de la Liga de Campeones en el Stade de France el 28 de mayo de 2022.
El fiasco de la final de Champions
Quizás el presidente de la federación de atletismo World Athletics, Seb Coe, esté descontento con el alto precio de los boletos, pero Michael Payne, antiguo jefe de marketing del COI, recuerda que «la venta de entradas será digital por primera vez», lo que conllevará una presión añadida sobre los organizadores a medida que se acerque el evento.
«Espero que hayan probado una y otra vez todo el sistema y su capacidad, ya que si por alguna razón el sistema se cae o no pueda soportar el volumen de tráfico, tenemos un problema enorme», aseguró a la AFP.
Coe, por su parte, comparó el alto precio de las entradas de París con los Juegos de Londres, de los que fue el máximo responsable de la organización, aunque no todos comparten su punto de vista.
El presidente del Comité Olímpico Británico Hugh Robertson destacó por ejemplo que «lo más importante es que haya entradas de precios diferentes para que los Juegos puedan seguir siendo accesibles y sostenibles en los próximos años», señaló a la AFP.
«Para París, los precios son a partir de 24 euros y más de la mitad de las entradas cuestan 50 euros o menos. ¿Ya se han vendido 7 millones!», destacó Robertson, quien fuera ministro responsable de la organización de Londres-2012.
Burns, Payne y Robertson coinciden en que un eventual boicot a los Juegos de Ucrania, otra de las amenazas que sobrevuela París-2024, solo perjudicará a sus deportistas.
«Si Ucrania decide boicotear, sería una lástima; pueden lanzar un mayor mensaje compitiendo», dijo Payne, que en dos décadas en el COI fue uno de los grandes responsables de la transformación de los Juegos como marca y como fuente de ingresos.