El descuido con la recogida de basura en el Distrito Nacional y la degradación en los dos cementerios principales de la Máximo Gómez y Cristo Redentor, algo sin solución a lo largo de los años, podría pasarle factura a la alcaldesa Carolina Mejía de Garrigó, al momento de pedir la nominación presidencial del Partido Revolucionario Moderno, PRM, en el año 2028.
Lo de la recogida de los desechos sólidos en la capital ha retado por año la inteligencia de los “sabios” dominicanos. Durante la larga gestión del ex alcalde Roberto Salcedo Gavilán, la situación llegó a extremos. Ahora, al menos, se recoge la basura en los sectores afluentes del llamado Polígono Central, donde habitan y tienen negocios los más acomodados.
Sin embargo, en los barrios populares donde tenía su fuerza el Partido de la Liberación Dominicana, como ahora la tiene el Partido Revolucionario Moderno, que ha ganado las últimas dos elecciones sin objeción, las barriadas populares han quedado bastante afuera de los planes de ornato y limpieza, por lo que se ven los montones de basura y vertederos improvisados.
La excepción en los últimos tiempos fue la gestión de David Collado, quien terminó de pavimentar el cementerio Cristo Redentor, devolviendo su dignidad a ese campo santo que el doctor Balaguer mandó a construir con una avenida monumental, sembrada de cipreses y pinos criollos, de lo cual solamente quedan tocones como restos de la depredación.
El cementerio Cristo Redentor es ahora en horas de la noche una madriguera de delincuentes que hacen bachatas desde su verja perimetral del fondo, arman “teteos” y los más osados violan los terrenos, vandalizan los panteones y pernoctan en los nichos tras jugar con las drogas narcóticas sin preocupación de que la Policía Municipal los detenga.
Vandalizan panteón
Recientemente la familia Rosa (la familia de quien escribe esta columna), le dirigió una carta a la alcaldesa Mejía de Garrigó en la cual le denunció que el panteón familiar fue vandalizado, destruyeron varios nichos vacíos para, al parecer, pernoctar allí después de horas de juerga y desenfreno, sin respeto al silencio eterno de los difuntos.

No se recibió nunca una respuesta. Se pedía poner atención al estado en que se encuentra el cementerio y reparar el daño producido por los vándalos, ya que la familia está al día con sus deberes de arbitrio frente a la municipalidad. Las historias de las familias que tienen sus deudos en ese recinto alcanzan para hacer una novela.
La familia Rosa reparó y pintó el panteón con su color original, aunque no pudo colocar los aldabones de bronce que habían sido sustraídos ni las letras que lo identificaban, por temor a nuevos robos. El cementerio Cristo Redentor, donde están sepultados los líderes dominicanos Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez grita por atención de sus responsables.
En un artículo publicado hace algunos años conté mi experiencia en el cementerio de Santa Ifigenia, donde están enterrados algunos próceres de la independencia de Cuba y desde el 2016, el líder de la revolución de 1959, Fidel Castro. El guía dijo que el cementerio estaba en un proceso de digitalización para facilitar la localización de las tumbas.
La degradación de los cementerios principales de Santo Domingo ha dado paso al crecimiento de empresas privadas que ofrecen todos los servicios y mantienen los campus protegidos del alcance de los tigueres y vándalos que se han hecho fuertes en las ciudades del país y a quienes la ley no alcanza.