Para Luis Ramón Cordero in memoriam
Muy apreciada familia de Luis Ramón Cordero, sus hijos, nietos y demás familiares. Funcionarios. Miembros de la prensa. Amigos todos.
No siempre tenemos la oportunidad de despedir en el camposanto a un hombre de la envergadura de nuestro amigo y hermano Luis Ramón Cordero González.
Él era como un diamante facetado, su vida estaba plena de servicios en distintas facetas. Del diamante—que era él—salían multitud de destellos que en su conjunto parecerían la plenitud de un haz de luz.
Basta que no esté, y podría dar la falsa impresión, de como luce un estadio de béisbol, cuando termina el juego y se apagan todos los reflectores.
Son todos estos servicios diversos que prestó en distintos ámbitos de forma impecable, razonada… y recia. Recia ¡Sí, así era él ¡Reciedumbre de personalidad¡ Que tanta falta hace en estos tiempos. Con el valor de decir que ¡no!, rotundamente, ante cualquier insinuación para transgredir, aunque fuera con un pensamiento fuera de lugar, una norma ética.
Abogado, Oficial del Ejercito Nacional, Junta Monetaria, Junta Central Electoral, comentarista deportivo, Salón de la Fama del Deporte, Presidente de la Liga Dominicana de Béisbol. Publicaciones ¡Ahora¡, El Nacional, Editora Hoy, Listín Diario… y muchas otras funciones más.
“Tu carácter es tu destino decían los antiguos. Y, yo agrego: “Tu mano Señor es mi destino”. Creo que el mismo Dios lo guió y protegió siempre. Le puso la mano en el hombro y lo acompañó durante toda su carrera y en las posiciones que ocupó.
Parafraseando a José Martí, éste de forma resumida argüía, que, de alguna manera, hay hombres que viven, sin decoro y sin honor; pero, que hay otros, que resumen y contienen en sí mismos el honor, el coraje y el decoro que les falta a los demás hombres.
Honor es cumplir siempre con todas las obligaciones éticas y morales, en todos las aspectos y en todas las circunstancias de la vida. Ser llamado Honorable, es precisamente eso; no es la investidura del cargo, o un llamamiento protocolario, es ciertamente cumplir siempre con nuestras obligaciones.
Ese era él. Un honorable de verdad; no de cartón. Era como una pieza de mármol, sin fisuras que lo descalificaran. Auténtico y veraz.
Siempre me contaba de como en la Era de Trujillo, recién graduado de abogado, integrando un Consejo de Guerra como defensor, le pidieron que inculpara falsamente, a una persona de ser el responsable de la explosión de una caldera en un barco de la Marina de Guerra. Lo cierto es, que debido a la exitosa defensa que hizo Luis Ramón, el inculpado fue descargado.
Pero, por hacer lo correcto, Luis Ramón fue encarcelado en la Torre del Homenaje durante meses, y por más que le pedía la familia que le mandara una carta a Trujillo, pidiendo perdón, Luis Ramón no se echó hacia atrás, repitiendo, según él mismo me contó en vida: “Es que yo no he hecho nada incorrecto”. Por suerte, intercedieron muchas personas, y esto aplacó la ira del tirano.
¡Ese es el canto al honor y, por eso es honorable!
En la obra de John Kennedy, “Perfiles de Coraje”. Se dice que la definición de coraje es: tener una gracia en los momentos de tensión; un plante en el feliz desenlace ante un peligro… definir una situación. Un hombre decidido y valiente es el que hace la diferencia. Vale por muchos porque orienta y señala el camino.
Luis Ramón Cordero: “Un servidor público ejemplar”.
El honor es como la zarza ardiente que vio Moisés en el desierto, que ardía y no se consumía. El honor no puede enterrarse y no se extingue. Podemos cometer errores; pero vuelve y sale y emerge con más fuerza y ardor que el que tenía de antemano. No se vende, ni se compra. No se alquila.
Podemos sí, sembrar honor, con el ejemplo de una vida honorable. Una vida que genere la necesidad de ser emulada.
Es que los que trabajan por la justicia sus nombres siempre resplandecerán perpetuamente en el firmamento como las estrellas.
Querido Luis Ramón, descansa en paz, hermano querido. Tu familia que tanto quisiste y de la que siempre estuviste tan orgulloso… y tus amigos, hemos venido a rendirte este tributo a ti que eres más merecedor de este humilde homenaje.
Pidiéndole a Dios y a sus ángeles que te reciban en el cielo… y que los santos se regocijen con tu llegada.
¡Descansa en paz¡
Cementerio Puerta del Cielo, Santo Domingo; 26 de Noviembre de 2025.