“Nunca me fue tan necesario como hoy tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio ni corazón conspiran contra la salud de la patria”.
—Juan Pablo Duarte—
Este 27 de febrero marca el 181º aniversario de nuestra independencia, un hito que nos invita a reflexionar sobre el sacrificio de quienes, como el padre de la patria Juan Pablo Duarte, nos legaron una República Dominicana libre y soberana.

Tras 22 años de dominación haitiana, un grupo de dominicanos valientes inició una lucha que trascendió la pólvora y el machete: fue una gesta cimentada en la visión de una patria justa, enmarcada en leyes propias y sostenida por la dignidad de su pueblo.
En esta importante efemérides honramos a los forjadores de nuestra nación con actos conmemorativos que deben ir acompañados de una profunda reflexión sobre la responsabilidad de mantener viva la llama de la independencia.
La impresionante noticia publicada en la primera página del Listín Diario del pasado día cinco: ‘El país invirtió un promedio de RD$1.068 millones en partos de madres haitianas en 2024’ y otros hechos, demuestran que la migración haitiana irregular a nuestro país es un problema de “seguridad nacional y de salud pública ”.
Esta fecha no es un simple recordatorio histórico; es un llamado a renovar el compromiso de cada dominicano con el país que heredamos y que debemos preservar.
La independencia como deber permanente
La independencia se celebra en los actos patrios y se defiende diariamente en cada decisión que tomamos como ciudadanos. Nuestra soberanía se sostiene con el trabajo conjunto de toda la sociedad.
Nuestros militares dedican sus vidas a proteger la integridad territorial en las fronteras, tarea que debe fortalecerse cada día más. Deben ser siempre entrenados, capacitados y adoctrinados debidamente.
La seguridad del país comienza en esos puntos estratégicos, por eso el tráfico de haitianos por parte de civiles y militares inescrupulosos debería verse como un ‘objetivo militar’, tipificado como traición a la patria.
La defensa de nuestra independencia trasciende lo físico; cada dominicano, desde su papel como estudiante, empresario o funcionario, debe contribuir al fortalecimiento de la nación.
La coherencia
El mayor obstáculo que enfrentamos como sociedad es la desconexión entre dichos y hechos, tanto de gobernantes como de ciudadanos, pues suele observarse un distanciamiento entre los ideales proclamados y la conducta real.
Este déficit de coherencia afecta nuestra capacidad de avanzar como nación y desmotiva a las nuevas generaciones, quienes necesitan referentes dignos de admiración.
Los forjadores de nuestra independencia nos legaron un territorio libre y el ejemplo de una vida comprometida con los ideales que defendieron. Restauremos esa actitud para fortalecer el tejido social.
Construyendo el futuro
En este aniversario de la independencia, el llamado es claro: asumir la responsabilidad de construir un país mejor. Desde las aulas hasta los despachos, desde los hogares hasta las fronteras.
La educación de nuestros hijos, la integridad en nuestros trabajos, la transparencia en el ejercicio de las funciones públicas o privadas y el respeto por nuestras leyes, son acciones que reafirman nuestra independencia.
La libertad se defiende en el ámbito militar y se protege cultivando valores que garanticen el progreso social y la unidad nacional.
Un compromiso que trasciende generaciones
La independencia no es algo estático. Es un proceso continuo que demanda esfuerzo y entereza. Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de ser parte de esta historia, colaborando con nuestras acciones diarias para la construcción de un país más fuerte, justo y solidario.
Renovemos nuestro compromiso nacional. Es momento de actuar con responsabilidad, fortalecer nuestras instituciones y trabajar unidos para garantizar que este legado perdure para la eternidad, porque ser independientes significa, sobre todo, ser responsables. ¿Lo somos?