El gobierno acaba de validar la ruidosa marcha a Friusa, convocada por ultranacionalistas que rechazan la presencia haitiana en el país y respaldada (disputada) por una miríada de oportunistas y curiosos. Algunos afanaron un final violento de repercusión internacional. El despliegue militar, policial y de inteligencia del fin de semana último, con el ministro de Defensa en la zona, lució un operativo para recuperar un territorio.
La excusa era la falta de dominio oficial en la zona y en consecuencia algunos vociferantes irían a sacar a los haitianos de Friusa, versión desmentida en tono inusual por el presidente Abinader: “eso es falso y mentira; aquí no hay territorio que no esté bajo el control de las autoridades”.
El gobierno garantizó la marcha y tomó el control de seguridad con un despliegue a la altura de la provocación. Algunos se excedieron, traspasando el perímetro acordado con la entidad convocante y fueron repelidos con agua y gases lacrimógenos. (Partidos políticos, para no quedarse fuera de la fiesta, condenaron la “agresión”, justificando a los que Ángelo Vásquez, presidente de la Antigua Orden, convocante, tildó de “infiltrados” que “trataron de provocar varias veces”).
La atracción mediática de la actividad y los primeros planos logrados por participantes, animó a estos y a observadores pendientes de lo que allí ocurría, a llamar a otras marchas y paros. “Esta es la vuelta”, pensarían algunos arribistas.
El gobierno responde intensificando los operativos de fiscalización y deportación de indocumentados en numerosos puntos de la geografía nacional, pero el despliegue en Friusa y sus alrededores y el consecuente relato oficial parecen confirmar que el lugar estaba fuera de control.
El viernes, el gobierno, en una especie de “Janalan Film”, tomó desde la madrugada “Mata Mosquito, El hoyo de Friusa, Villa Playwood, Kosovo y Haití Chiquito”, con el auxilio de helicópteros y drones y el despliegue de más de 100 agentes de Migración, Policía, Ejército, del cuerpo de élite CIUTRAM y de inteligencia de agencias oficiales. El video servido evidenciaba un impecable trabajo profesional. 150 detenidos.
“El operativo también marca un punto de quiebre en el control estatal de sectores como Mata Mosquito, históricamente señalados como de difícil acceso para las autoridades por su densidad poblacional, falta de urbanismo y reputación de inseguridad. La presencia masiva de fuerzas del orden y personal de Migración rompe con esa percepción y reafirma el interés del Estado en recuperar el control de estos espacios”, dice la nota oficial. (La recuperación es evidencia de espacios perdidos).
El sábado, una nota oficial refería que “el Gobierno dominicano continuó” con un amplio operativo de control migratorio y seguridad y un “despliegue militar y policial que se mantendrá permanente en la zona”. Se busca, explicaba, “reforzar el control de espacios urbanos vulnerables, donde se han generado condiciones que afectan la convivencia, la seguridad y el acceso a oportunidades laborales para ciudadanos dominicanos”. (¿La mano de obra haitiana desplaza a la dominicana en la construcción?).
Las autoridades, dice el documento, “destacaron el respaldo de las comunidades locales, que han valorado positivamente la intervención como una respuesta concreta a las preocupaciones expresadas en la reciente “Marcha Patriótica” celebrada en la misma zona”. (¿Válidas las “preocupaciones”?)
El esfuerzo del gobierno en la zona se saldó ayer domingo con una “visita de trabajo” del ministro de Defensa, teniente general Carlos Antonio Fernández Onofre con “el objetivo de supervisar las operaciones de seguridad que se desarrollan en la zona y sostener una reunión de trabajo con los comandantes de las tropas desplegadas en el área”. Vestía chamaco.
¿Estaba bajo control la zona?