El analfabetismo sigue siendo uno de los mayores desafíos que enfrenta la República Dominicana. A pesar de los avances en los últimos años, aún existe una proporción significativa de la población adulta que no sabe leer ni escribir, particularmente en las zonas rurales y entre los grupos más vulnerables. Es aquí donde el programa “Quisqueya Aprende Contigo” ha jugado un papel fundamental, no solo en la reducción del analfabetismo, sino en la mejora de la calidad de vida de miles de dominicanos que, por diversas razones, no tuvieron acceso a la educación básica en su infancia.
Desde su creación en 2014, el programa ha logrado alfabetizar a más de 800,000 personas, y en enero de 2024 el ministro de educación declaró que aún faltaban 500, 000, especialmente en comunidades marginadas y de difícil acceso. Su objetivo principal ha sido enseñar a leer y escribir a adultos que, por diversas circunstancias, no tuvieron la oportunidad de acceder a la educación formal en su juventud. Mediante una metodología flexible y adaptada a las realidades de los participantes, “Quisqueya Aprende Contigo” ha ofrecido una nueva oportunidad a cientos de miles de dominicanos.
La importancia de este programa va más allá de la enseñanza de la lectura y escritura. Un adulto alfabetizado es un ciudadano con mayores oportunidades para acceder a servicios, mejorar sus condiciones de vida, participar en la toma de decisiones de su comunidad y contribuir activamente a la sociedad. La alfabetización es, sin duda, un derecho fundamental que abre puertas a una vida más digna y con mayores posibilidades de desarrollo personal y profesional.
Aunque los resultados del programa son indiscutibles, el analfabetismo sigue siendo una realidad en muchas regiones del país. Las últimas estimaciones indican que en 2024 más del 6% de la población adulta sigue sin saber leer ni escribir, una cifra que, necesita atención de las autoridades si consideramos que aumentó con relación al 2019, donde llegó a colocarse en 5,5%, un aumento que, aunque algunos piensen es insignificante por tratarte de 0,5% en temas de analfabetismo debería ser alarmante sobre todo si recordamos que un 0,3% fue lo que evitó que el país pudiera por fin ser declarado libre del analfabetismo.
Las zonas rurales, las mujeres, los adultos mayores y las personas en situación de pobreza son los grupos más afectados. Estos sectores son los que requieren un esfuerzo mayor y más continuo para asegurar que todos los dominicanos, sin importar su edad o contexto socioeconómico, tengan la oportunidad de acceder a una educación básica, especialmente en la región fronteriza.
Este esfuerzo debe ser mucho más que utilizar el nombre de “Servicio Permanente de Alfabetización (SEPA)”, sino también una expansión de sus recursos y una integración más profunda con otras políticas sociales que garanticen un acceso equitativo a la educación.
Es fundamental que “Quisqueya Aprende Contigo” no solo continúe, sino que se expanda y evolucione, adaptándose a las necesidades de los nuevos tiempos. El compromiso del gobierno y de la sociedad en general debe ser firme: trabajar hasta lograr que la República Dominicana sea un país libre de analfabetismo. Esto no solo es un objetivo educativo, sino una necesidad social y económica.
Para que el país logre erradicar por completo el analfabetismo, es necesario reforzar la capacitación de los facilitadores, aumentar los recursos destinados al programa y fortalecer los lazos con el sector privado y organizaciones no gubernamentales para ampliar su cobertura. Además, es crucial incorporar tecnologías digitales que permitan a los estudiantes aprender de manera más dinámica, especialmente en un mundo cada vez más digitalizado.
El sueño de un país libre de analfabetismo no es solo un anhelo de quienes luchan por la educación, es una meta alcanzable si trabajamos juntos. La alfabetización es la base de la equidad, la justicia social y el desarrollo económico. Al continuar con programas como “Quisqueya Aprende Contigo” o “Servicio Permanente de Alfabetización (SEPA)”, podremos garantizar que cada dominicano tenga las herramientas necesarias para ser parte activa de la sociedad, para mejorar su calidad de vida y contribuir a un país más próspero y justo para todos.
Por ello, hacemos un llamado a las autoridades, a las organizaciones de la sociedad civil y a todos los sectores del país a que en el año 2025 podamos redoblar los esfuerzos y comprometernos a erradicar el analfabetismo. Solo así, podremos asegurar un futuro brillante y lleno de oportunidades para todos los dominicanos, sin distinción de edad, género o ubicación geográfica.
Sigamos adelante. La República Dominicana merece ser un país libre de analfabetismo.