Entre el 2012 y 2020, durante la gestión de Gobierno de Danilo Medina, Roberto Rodríguez Marchena fue el encargado de ejercer la dirección de la comunicación gubernamental y la vocería de la Presidencia de la República.
Ejerciendo esas funciones, Marchena fue constantemente señalado como la voz pensante, ejecutiva y estratégica detrás de cada mensaje del presidente ya que logró ensamblar una estrategia comunicacional que fungiría cómo antítesis a un mandatario que prefería guardar silencio en la mayoría de las ocasiones.
Con su accionar, Marchena, quien falleció la pasada semana de un infarto en su residencia, es acreditado por sentar un antes y después en la comunicación estratégica gubernamental en la República Dominicana; incluso identificado como “figura clave” por el actual vocero de la Presidencia, Homero Figueroa.
“Ha partido Roberto Rodríguez Marchena, figura clave de la comunicación política en nuestra historia reciente. Lo entrevisté como periodista y siempre aprecié su cultura, su agudeza y su vocación de servicio”, exclamó Figueroa en su cuenta de X.
Antes de Marchena
Desde los gobiernos de Joaquín Balaguer hasta la fecha las estructuras comunicacionales han cambiado dependiendo de la época y las vocerías se van adaptando a la personalidad de cada de uno de los mandatarios.
En los gobiernos de Balaguer, del 1966 al 1978 y del 1986 al 1996, esa posición era intercambiada por tres figuras que eran Rafael Vidal Martínez, Eduardo Comarazany y Cesar Herrera Cabral; sin embargo los tres eran más los coordinadores de las actividades, ya que el mandatario era quien comunicaba sus propios mensajes y mensajes gubernamentales.
Los tres, en compañía del periodista Danilo Rodríguez, eran los encargados de hacer llegar esos mensajes y comunicaciones hacia los representantes de los medios de comunicación que tenían como encomienda seguir el día del entonces presidente.
Entre los dos periodos de 12 y 10 años de Balaguer estuvieron los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), encabezados por Antonio Guzmán Fernández y Salvador Jorge Blanco.
Guzmán Fernández contó primero con Nelson William Méndez Batista como director general de Información y prensa; Méndez Batista, quien también fue un exmilitar constitucionalista, llevaba una estrategia comunicacional más formal y con un presidente que no era del mucho hablar, sus mensajes normalmente se convertían en las posiciones del Gobierno con respecto a varios de los temas.
En esa misma línea siguieron Franklin Domínguez y J.A Bruno Pimentel, siendo a este último a quien le tocó lidiar con la noticia del suicidio del mandatario de turno.
Los cuatro años de Jorge Blanco estuvieron a cargo de Marino Mendoza, a quien le tocaba dar las informaciones como el alza de los precios que llevó a la “Poblada de Abril” en 1984 y mediar con las acusaciones de corrupción administrativa realizadas desde la oposición balaguerista.
Durante los gobiernos de Leonel Fernández, 1996-2000, 2004-2012, la comunicación gubernamental y su funcionamiento comienzan a cambiar tanto en estructura como en estrategia. En sus primeros cuatro años, el entonces miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) creó el Centro de Información Gubernamental, la cual estaría bajo la dependencia de la estructura de la dirección de Prensa.
Ese Centro de Información Gubernamental fue creado bajo el nombre de “Unidad de Comunicaciones” que marcaba la primera vez en que se implementaba toda una estructura de periodistas y personal de prensa y comunicaciones bajo la tutela de la Presidencia de la República.
En esos años, Miguel Guerrero (que tan solo duró dos meses), Juan Delancer y Adriano Miguel Tejada lograron establecer una sinergia entre la estrategia comunicativa que habían diseñado y el buen comunicador y mensajero que era el presidente Fernández, quien optaba en varias ocasiones por emitir el mensaje en primera persona, dependiendo del tema.
Al correr sus siguientes dos gobiernos, Rafael Núñez siguió la misma temática aunque le daba más exposición a Fernández en los mensajes institucionales; entre 2004 y 2008, Marchena ocupó la posición de vocero mientras que Núñez ostentaba el cargo de director de prensa, creando un choque entre ambas funciones.
Entre las administraciones de Leonel estuvo el gobierno de Hipólito Mejía, 2000-2004, quien tuvo como su vocero a Luis José González Fabra.
La peculiar manera de Mejía, quien hablaba de manera frecuente ante la prensa y tocaba todos los temas, incluyendo aquellos que podrían afectar su imagen como Presidente de la República, no permitió a González Fabra realizar ningún tipo de estrategia de vocería. La labor de este se centró en asistir a la prensa en la difusión de los mensajes oficiales y “tratar” controlar las apariciones ante representantes de medios de comunicación del entonces mandatario.
Después de Marchena
La llegada de Luis Abinader marcó el fin de la era de Marchena como vocero de la Presidencia y en su lugar fue designada Milagros Germán; junto a una estructura que colocaba a Daniel García Archibald como director de prensa y a Figueroa como el encargado de la Dirección de Información, Análisis y Programación Estratégica de la Presidencia (Diape).
Los primeros de meses de Germán fueron discretos y su labor vio como el presidente Abinader se convertía en su propio vocero al hablar con mucha frecuencia ante los medios de comunicación; ese ritmo de apariciones públicas del actual mandatario bajo un poco tras la designación de Figueroa como vocero, aunque durante su labor se ha implementado “La Semanal”, donde todos los lunes el jefe de Estado presenta y detalla un tema de interés para el Poder Ejecutivo y responde a preguntas de distintos periodistas.
Figueroa, al contrario de la actual ministra de Cultura, tomó una participación más activa y poco a poco se ha convertido en el encargado de dar las informaciones y posiciones oficiales del Gobierno mientras que Abinader solo responde y habla durante La Semanal.