Se ha dicho que en la Cumbre convocada por el Presidente Abinader, el tema principal sería la regularización de los haitianos ilegales que viven en nuestro territorio. A mi entender sería un grave error incluir ese tema en esta primera reunión. Eso generaría tensiones y divisiones internas, obstaculizando los consensos necesarios al tratar un tema polémico para la sociedad dominicana. En esta primera cumbre el enfoque correcto sería determinar cómo enfrentaremos militar y económicamente la crisis de Haití. Basado en eso, el gobierno debería presentar a los tres ex-presidentes el programa que sugiere seguir. A modo de ejemplo enumeró temas a conocer en esta ocasión:
Reporte de las deportaciones de ilegales realizadas.
Plan de acción para eliminar los asentamientos existentes en nuestro territorio y muy especialmente en los pueblos fronterizos.
Medidas de seguridad a tomar frente a posibles intentos de penetración de las bandas terroristas haitianas.
Mantenimiento de la seguridad de nuestro territorio, población y bienes.
Medidas a adoptar para combatir la corrupción en el tráfico de ilegales.
Reforzar los controles fronterizos con tecnología avanzada y status construcción muro. Coordinación con EUA para combatir en la frontera el tráfico de armas y narcóticos.
Reforzar el sistema judicial para hacer cumplir nuestras leyes migratorias y las de carácter laboral (80% de los empleos para dominicanos). Delinear un plan de acción para que internacionalmente se prepare un plan militar para la pacificación.
Presentación de un documento base como propuesta dominicana de un plan internacional para la Reconstrucción de Haití (State Building). Preparar una matriz de riesgos para República Dominicana si no hay una pronta intervención internacional en la crisis haitiana.
Es decir que de esta cumbre lo que debe salir es una declaración conjunta del liderazgo dominicano que exprese la posición de nuestra nación en un documento de consenso político-estratégico. Este podría llamarse “Declaración de Santo Domingo frente a la crisis de Haití.”
Pero una cumbre de esta naturaleza y envergadura no debe limitarse a una declaración. Esta debe constituirse en la plataforma para continuar trabajando en la realización de un plan de acción internacional cuyos objetivos serían primero la pacificación y luego la reconstrucción de Haití.
Debo finalmente advertir que una primera reunión de esa naturaleza no debe ser un simple encuentro con abrazos, fotos para la prensa y discursos. Debe ser una reunión de trabajo para fijar posiciones sobre un tema que amenaza la supervivencia de nuestro país. Por ello el gobierno para este primer encuentro y los próximos debe preparar una agenda estructurada y con la documentación que permita a nuestro liderazgo el poder tomar decisiones. Pero también y para que una cumbre de tan alto nivel tenga peso internacional es crucial incorporar en próximos encuentros a los actores nacionales e internacionales de mayor relevancia y conocimiento en un tema como este.