La amistad de Luis Abinader y Santiago Hazim, hablando en presente, es sólida y quizás por eso al mandatario le costaba revelar a la opinión pública que su amigo no estaba haciendo las cosas bien. Contrario a esto decía que el caso de Senasa era falso y se debía a un interés partidario, tal vez con la idea de que no explotara y poder salvar el pellejo de su amigo.
Chago, el diminutivo de Santiago y como lo llama Abinader, decidió crear un movimiento político para apoyar las aspiraciones presidenciales de su amigo las veces que quiso aspirar. Recolectó dinero, mucho, algunos no fueron presentados ante la Junta Central Electoral. Su movimiento era tan fuerte que tenía guaguas y personas disponibles con pancartas y letreros, hechos en imprentas, para manifestar el apoyo a Abinader a donde se moviera. Muchas de esas personas, trabajan hoy en el Estado o tienen empresas que “benefician al gobierno”.
Su amistad es tan fuerte que Santiago tiene un solar en el Libano, lugar de descendencia de Abinader, lo que hace pensar que más que una amistad es una hermandad. Este caso es triste, demuestra que es una amistad por interés o tal vez los beneficios fueron previamente pautados, no se puede descartar nada. Aparentemente nadie invierte tanto solo por amistad.