Nunca imaginó que un día dejaría de escuchar el sonido del rebote en el tabloncillo para comenzar a vivir bajo la presión del silbato y decretar penales.
La vida de Adonis Carrasco cambió en un aula universitaria, cuando cursaba Educación Física en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y se topó con un reclutamiento para árbitros de fútbol.
Sin tener idea del reglamento, sin haber pateado nunca una esférica, levantó la mano:
“Inscríbeme, que uno no sabe de qué va a vivir”, recordó entre risas durante una entrevista al Listín Diario.
Antes de eso, Carrasco era un apasionado del baloncesto. Jugó con el Club El Millón, también para su sector Las Caobas, con el equipo Avanzada Juvenil. Además, visitó el uniforme de su alma mater.
Por su tamaño, jugaba en la posición de centro y “pequeño delantero”. Llegó a participar en Múltiples ocasiones en torneos superiores, en los que llegó a cobrar hasta dos mil pesos por partido.
El cambio al arbitraje
Se preparaba para participar en el Torneo de Baloncesto Superior del Distrito Nacional cuando ya se había inscrito en el curso de arbitraje. No lo sabía entonces, pero el fútbol estaba a punto de robarle el corazón… y la carrera.
«Desde la primera semana ya no estaba practicando baloncesto. El fútbol se robó un baloncestista», confiesa. Lo que más lo atrapó fue el respeto.
«Me llamó mucho la atención la manera en que los árbitros se relacionan con los jugadores, y como ellos nunca le faltan a los árbitros. Pero también me encantó la presión que hay en los partidos. Fue amor a primera vista».
El cambio no fue sencillo. Empezó desde cero, sin saber nada de formaciones ni reglas. Pero encontré una guía: Felícita Rodríguez, una destacada árbitro que lo formó y lo arropó como si fuera su madre. Aunque, también se sumergió en ver partidos, observando cada movimiento de los árbitros, y aprender de eso.
Su primera oportunidad no llegó en un torneo local, sino por casualidad, en un torneo internacional que se celebró en suelo dominicano: el Caribbean Club Shield de 2018. Por falta de árbitros, fue incluido, y terminó dirigiendo la semifinal.
«Ese torneo me catapultó. Me puso en los ojos de Concacaf y de la LDF, ya desde ese momento ya fui árbitro oficial aquí hasta el sol de hoy», subrayó.
Desde entonces, ha pitado en casi todos los niveles: premundiales Sub-17 y Sub-20, la Copa del Caribe (fue el primer dominicano en arbitrar una final), Copa Centroamericana, eliminatorias mundialistas, la Copa de Campeones de Concacaf y la Copa Dallas.
En la LDF ha sido dos veces árbitro del año: en 2022 y en 2024.
«Mi primer partido en la LDF fue Atlántico FC contra Delfines del Este. Lo recuerdo como si fuera ayer. Estaba nervioso, pero me fue bien. Me gusta la presión, el uso como motivación», afirmó.
Copa Oro
Ahora, con 32 años, llega uno de sus grandes momentos: fue convocado para ser parte del equipo arbitral en la Copa Oro. Es el torneo más importante del fútbol caribeño, y muy pocos dominicanos han llegado a ese nivel. Solo Raymundo Féliz lo ha hecho en más de dos ediciones. Carrasco se une a ese selecto grupo.
Pero no se conforme. Está en el programa “Talentos y Mentores” de Concacaf, diseñado para preparar a los mejores árbitros jóvenes del continente.
Su meta está clara:
“Mi sueño es pitar en un Mundial, y siento que voy por buen camino”, enfatizó.
El baloncesto lo formó. El fútbol lo transformó. Y hoy, con silbato en mano, Adonis Carrasco demuestra que la vida puede cambiar con una sola decisión, incluso cuando no sabes ni cómo se juega.