Cuando el presidente Abinader dijo en LA Semanal del lunes 21 que “no se va a tocar el Jardín Botánico”, hizo una afirmación valiente y arriesgada que resumía en una frase toda una estrategia: enfrentar con firmeza el problema. En eso el mandatario no sorprende, pues dar la espalda a los reclamos ciudadanos no es su estilo.
El problema no es el estilo, es el timing. El presidente se ha convertido en un hábil artificiero, y ya para él es normal caminar en medio del campo minado de malas noticias que constantemente van dejando por delante, no sus enemigos, sino muchos de los suyos; y la decisión de asumir él solo el peso de tantas cargas y culpas ajenas, sólo puede explicarse desde la nobleza y el espíritu de cuerpo.
La trastada del Jardín Botánico se vio venir con tiempo. El 15 de junio circulaban videos caseros hablando de ello; y ya el 17, la Comisión Ambiental de la UASD exigía transparencia e información sobre el proyecto; al margen de que destacados ambientalistas de la oposición habían hecho requerimientos similares.
Los rumores corrían, no sólo en redes y calles, también en medios tradicionales, los cuales daban cuenta de las diferentes versiones que circulaban “no desmentidas por las autoridades”, al punto que el propio presidente afirmó en LA Semanal del 14, que cuando los ministerios competentes tuvieran “una posición definitiva se le presentará a la población”. Medios señalaban que el mutismo del Ministerio de Obras Públicas estaba “generando incertidumbre y confusión entre ciudadanos y entidades” (D.L.,13.07.25) ya que “durante las últimas semanas el gobierno no ha respondido ante la información de si existe una propuesta…” (L.D.15.07.25).
Con el anuncio de Paliza el 17 de julio de que harían un anuncio el 22, el camino al “recoge” lució despejado. Esta vez el gobierno no intentó contener o aguantar, y se montó en la ola tratando de surfearla. Los HT utilizados tras el video de Paliza o LA Semanal del 21 eran artificiales, inorgánicos, aduladores… [¿pagados?].
Atribuir legítimas preocupaciones ciudadanas a planes oposicionistas es una maniobra política clásica, pero no es convincente. Si el proyecto presentado con fasto [y presupuesto] el día de ayer siempre fue el mismo, y el Botánico nunca sería tocado, ¿por qué esperar hasta el 23 de julio y no brindar la información hace cinco semanas?
El problema no es el Jardín Botánico, es el paradigma comunicacional del gobierno, que, pese a todos los ruidosos fracasos, se mantiene inmutable. Ese que no comunica ni informa veraz y oportunamente; que no coloca información desde las fuentes oficiales responsables del hito; que deja correr rumores hasta que, cuando el rechazo se vuelve insoportable, utiliza al presidente como desactivador de las minas que su propio mal manejo ha colocado en el camino.
Casos hay muchos, ya sea Reforma Fiscal, SENASA, Pasaportes o el Botánico. Elija usted el que quiera, todo es lo mismo.