La Provincia Duarte, con su municipio cabecera San Francisco de Macorís, siempre ha exhibido ante el mundo, un rostro con características muy propias, que se alzan por encima de los 985 metros sobre el nivel del mar que tiene la Loma Quita Espuela: la Reserva Científica más importante de la Región Nordeste.
Esta provincia respira justicia en cada rincón: se manifiesta y se exige no solo en los tribunales, en los planes gubernamentales, sino también desde abajo, en las calles, en el clamor de las comunidades, en la voz de su pueblo. Este fenómeno se da desde los macorijes hasta hoy. Es un territorio con alto nivel de organización social, con actores claves en la construcción de ciudadanía, en la defensa de derechos, en la exigencia y planificación de un desarrollo equitativo. Los grupos populares, a pesar de la fragmentación que les ha golpeado, procuran el bien común, la articulación comunitaria, la resistencia, la conservación de la memoria histórica, la participación, la solidaridad y la corresponsabilidad en la resolución de los problemas, tanto en las ciudades como en las zonas rurales. Pasados y actuales ejecutivos de sectores políticos, empresariales, culturales y académicos de la sociedad francomacorisana, encuentran sus raíces en la membresía de este liderazgo social.
El 22% de su territorio está cubierto por bosques. Además de la Reserva Loma Quita Espuela, está Guaconejo, parte de Los Haitises, los Manglares del Bajo Yuna, sus humedales y bosques latifoliados. El 73% está dedicado a las actividades agrícolas: somos la Capital del Cacao Orgánico y aportamos el 40% de todo el cacao que exporta la República Dominicana; producimos el 60% del arroz que se consume en el país; poseemos una rica producción de coco, café, macadamia y grandes extensiones de pastos. La diversificación económica en la provincia está marcada por el 24.4% de la población que trabaja en el comercio, el 19.2% en la agricultura y el 9.3% en la manufactura.
Duarte sueña con potenciar más su posición estratégica como nodo logístico entre montañas, llanuras, mar e infraestructuras; mayor inversión de capital público–privado, red vial de comunicación que una a su gente, como en los años de gloria del Tren del Cibao, autopistas seguras que acerquen pueblos y ciudades, turismo ecológico, de costa y cultural; proyectos hidroeléctricos que conserven nuestras aguas, mitiguen inundaciones y provean energía; incentivos para la reactivación e instalación de más zonas francas, que impacten nuestros barrios y sectores, con empleos para la juventud, innovación y tecnología, impulsar el comercio y las exportaciones. También redes de transporte estatales, locales y regionales, que garantice el traslado de los más de 300 mil habitantes provinciales (20 mil estudiantes universitarios activos), garantizando transporte mañana, tarde y noche.
La Provincia Duarte sueña que llegue a cada territorio la formación técnica, el bienestar económico, la oportunidad de crecimiento, mayor capacidad de desarrollo y la industrialización de su producción agrícola con su cadena de producción, empaque, distribución, venta nacional e internacional y el crecimiento de la metalmecánica.
Duarte no es solo un nombre, es una forma de ser, de ver las cosas, de proponer soluciones; por eso, esta provincia es cuna de hombres y mujeres de fe y de patriotas que han escrito la historia con su propia sangre; este espíritu, que se lleva en las venas, define el compromiso de la gente con su tierra, con la educación y con la justicia social, pero igualmente es una manera que influye en cómo se juega el deporte, se promueve la cultura, la disciplina, se logra la superación personal y comunitaria, se canalizan los talentos y se relaciona el tejido social. Para el PND la provincia alcanzó, en el 2022, el mayor crecimiento de la Clase Media emergente (69%) y de la Clase Alta del país (8%), incidiendo directamente en el nivel de desarrollo humano.
Duarte avanza con dignidad y gallardía: su justicia es semilla, su gente es raíz y su desarrollo, un árbol frondoso que abraza el futuro.