El presidente Joe Biden prometió ayer jueves represalias contra los autores de los atentados suicidas que mataron a 12 militares estadounidenses en Kabul y dijo que Estados Unidos no se verá disuadido de su misión de evacuar a miles de civiles de Afganistán.
“Para aquellos que ejecutaron este ataque, así como para cualquiera que le desee daño a Estados Unidos, sepan esto: no perdonaremos. No olvidaremos. Los perseguiremos y los haremos pagar”, dijo Biden.
Estados Unidos responderá “con fuerza y precisión”, afirmó, luego de que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) se atribuyera el mortal atentado cerca del aeropuerto de Kabul.
En un discurso solemne a la nación desde la Casa Blanca, Biden llamó “héroes” a los militares estadounidenses abatidos y dijo que la misión de evacuación de Kabul continuará hasta el próximo martes, cuando se prevé la retirada final de las tropas militares de Estados Unidos.
“No seremos disuadidos por terroristas. No les permitiremos detener nuestra misión. Continuaremos la evacuación”, aseguró el mandatario demócrata.
El 31, fecha límite
Biden reconfirmó también que no moverá esa fecha límite del 31 de agosto para completar la salida de Afganistán tras dos décadas de guerra.
Todavía queda una “oportunidad durante los próximos días, entre ahora y el 31, de poder sacarlos”, dijo sobre los ciudadanos estadounidenses y afganos considerados vulnerables tras la toma del poder por parte de los talibanes el 15 de agosto.
“Conociendo la amenaza, sabiendo que es muy posible que tengamos otro ataque, los militares han llegado a la conclusión de que eso es lo que debemos hacer. Creo que tienen razón”, apuntó.
Biden dijo además no tener indicios de que los talibanes se confabularan con los militantes de EI para realizar el mortal atentado en Kabul.
“Hasta ahora no hay evidencia que ninguno de los comandantes en el terreno me haya dado de que haya habido colusión entre los talibanes y el EI para llevar a cabo lo que sucedió hoy”, señaló.
Dos explosiones golpearon la zona próxima al aeropuerto de Kabul, según el Pentágono. Una explosión se produjo cerca de Abbey Gate, una de las puertas de acceso al aeropuerto, la otra fue cerca del Hotel Baron, a 200 metros de distancia.
De los militares estadounidenses que perecieron en los ataques, 11 eran infantes de Marina y uno médico de la Armada. Otro militar murió horas más tarde, informaron funcionarios de Washington. Otros 18 efectivos habían resultado heridos y las autoridades advirtieron que el saldo podría aumentar. Más de 140 afganos fueron lesionados, añadió un funcionario de Afganistán.
Los militares estadounidenses abatidos son los primeros caídos en Afganistán desde que Washington firmó en febrero de 2020 un acuerdo con los talibanes para retirarse del país. A cambio del compromiso de salida, los talibanes acordaron no llevar a cabo ataques contra las tropas estadounidenses o de la OTAN.
Reacciones
Los talibanes condenaron “firmemente” el ataque, aunque su portavoz, Zabihullah Mujahid, subrayó que “tuvo lugar en una zona donde las fuerzas estadounidenses son responsables de la seguridad”.
En tanto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, condenó “firmemente este atentado terrorista horrible”, y señaló que la prioridad seguía siendo “evacuar a la mayor cantidad de personas a un lugar seguro lo más rápido posible”.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también llamó a continuar las evacuaciones, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó “los ataques cobardes e inhumanos”.
“Condenamos firmemente los atentados terroristas perpetrados en Kabul (…) Continuaremos trabajando para apoyar a los afganos y acoger a los refugiados”, tuiteó el primer ministro Justin Trudeau.
CIFRAS
Detalles.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que una explosión ocurrió cerca de una entrada del aeropuerto y otra a poca distancia cerca de un hotel.
Continuación.
Vuelo tras vuelo han ido despegando, llevándose a gente que teme una repetición del brutal régimen que los talibanes impusieron en la década de 1990.
Odio.
Los talibanes son objeto de un odio permanente por parte del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que Estados Unidos ve como una amenaza para los miles de afganos desesperados por huir de Kabul.