Imaginando lo grande que sería algún día, Juan Gabriel decidió documentar su vida a través de grabaciones, audios personales y testimonios de sus más cercanos.
Nacido como Alberto Aguilera, el icónico Divo de Juárez fue una estrella que llevó la música popular mexicana a todos los rincones del mundo.
Estrenada el 30 de octubre en Netflix, la serie documental “Juan Gabriel: debo, puedo y quiero” se compone de cuatro episodios que ofrecen una mirada íntima y reveladora.
Dirigida por María José Cuevas, la producción rescata material inédito: miles de fotografías, grabaciones caseras, videos y archivos personales que el propio artista comenzó a registrar desde su juventud, con la intención de dejar un testimonio de su vida y su arte.
Esta combinación de materiales originales revela la dimensión humana detrás del personaje público. En una frase del documental el artista afirma: “aparte de ser un buen vendedor de discos, soy un magnífico vendedor de periódicos”, refiriéndose a las múltiples noticias que protagonizó tanto en su vida artística como personal.
También confesó que una de las claves de su éxito fue “no usar palabras rebuscadas”, manteniendo siempre la cercanía con su público.

El documental muestra al hombre detrás del mito: al compositor, al artista, al hijo, al padre, al amigo y al ser humano que convirtió el dolor en canciones que hoy forman parte de la memoria colectiva de América Latina.
A través de confesiones, escenas familiares y fragmentos de conciertos, se construye el retrato de un creador incansable, que rompió barreras culturales, sociales y de género con su autenticidad y su talento desbordante.
La directora María José Cuevas logra un equilibrio entre el ídolo y la persona, evitando caer en el retrato endulzado y nostálgico.
En cambio, propone una mirada honesta que revela tanto la vulnerabilidad como la genialidad de un artista que supo transformar sus heridas en arte.
Además de rescatar su legado musical, la serie pone en relieve su impacto cultural: Juan Gabriel fue un adelantado a su tiempo, un símbolo de libertad y autenticidad que desafiaba los estereotipos.
Su obra trascendió generaciones y fronteras, uniendo públicos de todas las edades y clases sociales con la fuerza de sus letras y su interpretación inconfundible.
A casi una década de su fallecimiento, esta producción se presenta como un homenaje luminoso que celebra su legado y reafirma su vigencia.
“Juan Gabriel: debo, puedo y quiero” invita a recordar al artista en su totalidad: el genio que transformó cada vivencia en melodía, y al hombre que, con humildad y pasión, hizo de su vida una obra eterna.