Alrededor del 45 por ciento de la población de Ucrania está preocupada ante la posibilidad de no tener suficiente comida que llevarse a la boca, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, que ayuda ya a un millón de personas afectadas por las consecuencias de la invasión lanzada por Rusia hace algo más de un mes.
«Hace un mes, no teníamos presencia en el terreno, ni personal, ni red de proveedores o socios», ha recordado el coordinador de la emergencia para Ucrania, Jakob Kern, al hacer balance en un comunicado de un «reto monumental» ante el que la agencia aspira a seguir creciendo. Su objetivo es ayudar a tres millones de personas.
Más de cuatro millones de personas han huido de Ucrania, mientras que 6,5 millones son desplazados internos. Además, según la ONU, unos 13 millones están atrapadas en zonas afectadas directamente por los combates, lo que complica que obtengan suministros básicos.
Uno de cada cinco ciudadanos reconoce que ha reducido la cantidad de alimentos que ingiere y el PMA también ha encontrado familias en las que los adultos se ven obligados a saltarse comidas en favor de sus hijos. La organización utiliza camiones, trenes y furgonetas para llegar su ayuda, que por ejemplo ha permitido la entrega de 330.000 rebanadas de pan en Járkov o dinero en efectivo en Leópolis, entre otros escenarios.
El director ejecutivo del PMA, David Beasley, ha ampliado el foco y ha alertado del «impacto global» de esta guerra, sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. No en vano, Ucrania era antes de la guerra un exportador alimentario clave, suministrando comida a 400 millones de personas de todo el mundo, lo que ya comienza a notarse en el precio de bienes básicos.