El color, la imaginación y la diversión le abrieron el telón dominicano al Teatro Negro de Praga, en un ambiente familiar en el que ciento de personas se maravillaron de los encantos de esta técnica teatral.
Con sus características luces fluorescentes brillantes y sus sombras, desde que el reloj marcó las 9:00 en punto de la noche se dio inició a la mágica función durante dos noches, viernes y sábado, en el Teatro Nacional Eduardo Brito.
Con actos como «El violinista» y su trama del pañuelo, donde un niño de la audiencia tuvo interacción con la puesta en escena haciendo parte del acto de comedia y llevándose una ovación por parte de los presentes.
«El pez» fue una de las escenas más llamativas en el auditorio, las luces azules que hacían simil a la corriente del agua, la cola de la sirena que se robó la mirada soñadora de las niñas del lugar.
Las ilusiones mágicas no se hicieron esperar, sombreros, dados y hasta humanos desaparecieron, todo esto en la sala Eduardo Brito del Teatro Nacional.
Bajo un sonido totalmente sincronizado con las caracterizaciones de sus actores y elementos escenográficos marcados por un diseño pintoresco y particular.
Un detalle interesante de estas presentaciones es que de acordé a la emoción que destacarán en el acto, minutos antes así se ilumina el escenario, con una armonía que refleja la mismas, los colores utilizados fueron rojo, azul, verde y amarillo.
La última sorpresa de la noche se ofreció con el subir y bajar del telar con la insignia para la posterior salida de los actores teatrales, todo eso bajo las insignias de felicidad de los asistentes.