Tras todo tipo de anuncios, órdenes ejecutivas, mensajes directos e indirectos y declaraciones del presidente Donald Trump, su secretario de Estado, Marco Rubio, viene a “marcar territorio” en la región.
En 50 años de periodismo –buena parte de ellos como corresponsal internacional–, nunca vi a un presidente alborotar tanto al mundo en tan solo una semana, como lo ha hecho Donald Trump por medio de declaraciones, anuncios, órdenes ejecutivas –las emitidas y las canceladas de su antecesor–, amenazas, nombramientos, indultos y demás.

Imagino la actividad de la Casa Blanca en estos días y solamente se me ocurre compararla con la de un hormiguero, en donde todas las hormigas van y vienen sin detenerse, cumpliendo cada una, una función diferente. El su segundo mandato Trump se muestra más decidido, soberbio y convencido de lo qué quiere hacer… y no es poca cosa.
Internacionalmente quiere volver al expansionismo estadounidense, con los ojos puestos en Groenlandia, influir sobre Rusia, Europa, Medio Oriente y detener el crecimiento económico-comercial de China, anticipando un estilo que definió con claridad su candidata a embajadora ante la ONU, Elise Stefanik, quien dijo con toda autoridad que impulsará “la paz a través de la fuerza”. El que tenga oídos que oiga.
Ese es el escenario de Washington por estos días, pero las aguas pronto se agitarán a lo largo y ancho del mundo. Ya les dijo a los poderosos reunidos en Davos que es mejor que inviertan en Estados Unidos, porque de lo contrario deberán pagar más aranceles por lo que producen. Sus palabras no son poca cosa. Amenaza o advierte a diestra y siniestra, al tiempo que pone en acción a su equipo para que las palabras se vuelvan realidad. En ninguna parte de sus discursos, acciones o pensamientos se encuentra un concepto parecido a lo que alguna vez fue la política “del buen vecino”.
En medio de ese enjambre de noticias, hay dos temas sensibles que tienen que ver con la región centroamericana y República Dominicana. El primero es específico y particular: la “recuperación” del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos; el segundo tiene que ver con su principal promesa de campaña de Trump, como es el de la inmigración irregular.
Pues bien, a tratar esos temas –y sin duda algunos otros de interés para la nueva administración Trump–, viene en los próximos días a la región el nuevo secretario de Estado, el exsenador Marco Rubio, ahora convertido en el hombre poderoso de la política exterior estadounidense. El periplo, que se convierte en su primer gira internacional, incluirá, además de Panamá –¡por Supuesto!–, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana.
El tema más candente será la discusión con el presidente José Raúl Mulino, porque el mandatario panameño ha rechazado enfáticamente las acusaciones de que el Canal de Panamá es manejado por China, y públicamente ha expresado que su país es soberano y que el Canal le pertenece. Incluso llevó el tema al seno de la ONU, por las amenazas públicas de Trump, en el sentido que podría hacer uso de una intervención militar para recuperar esa vital vía de comunicación entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Cabe destacar que, si bien fue Jimmy Carter (D), con total apoyo bipartidista, quien consideró importante devolver la soberanía del Canal a Panamá, los presidentes que le sucedieron Ronald Reagan (R), George W. Bush (R) y Bill Clinton (D), refrendaron lo actuado, antes de que el tratado original cumpliera plenamente todos los pasos contemplados bajo sus mandatos.

La reunión del secretario Rubio con el presidente Mulino no será sencilla, pero se puede decir que mostrará el alcance que pueden llegar a tener las palabras –amenazas en realidad–, del presidente Trump. Las posturas antes de esa reunión están alejadas. El mandatario panameño ha dicho que no tolerará injerencia externa en la administración del Canal y EEUU quiere tener, al menos, muchísima influencia en la administración del geoestratégico Canal, por no decir su control absoluto.
La atención mundial se centrará en esta reunión, pues los resultados, derivados de la actitud estadounidense mostrarán hasta dónde está dispuesto a llegar el flamante inquilino de la Casa Blanca.
Aunque los demás países no recibirán el mismo tipo de presión que caerá sobre Mulino y Panamá, el tema de la inmigración es de vital importancia en ambas vías. De hecho, las economías de Guatemala, República Dominicana y El Salvador –también Honduras, pero el país fue ignorado junto con Nicaragua en la gira– soportan buena parte de sus economías en las remesas que reciben de sus migrantes en Estados Unidos. Todos estos países esperan, además, que sea respetuoso el trato a sus connacionales indocumentados, aunque el aviso es claro: ¡habrá deportaciones masivas!
El cumplimiento de esta promesa de Trump representa grandes desafíos para cada uno de los países, pero nada indica que habrá tolerancia. Desde México hasta la región nuestra se preparan para recibir a los deportados. Será interesante ver el tono del mensaje que traiga Rubio.
Esta vez el “fogueo” de Rubio es con pequeños países… luego tendrá que lidiar con tiburones y, algunos de ellos, casi de igual tamaño y poder.