Si estuviésemos regidos por leyes, no por conveniencias políticas, el ex presidente Danilo Medina y Abel Martínez, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), estarían presos.
Medina proclamó que violará la Constitución y las leyes que prohíben prácticas trujillistas. Declaró que planea volver a gobernar, pese a la prohibición constitucional, “volveré en la persona del compañero Abel Martínez”, quien será su títere.
Poner un títere a gobernar mientras “el jefe” controla el poder, es esencialmente trujillista, Medina proclama ese plan abiertamente, como una estrella de la pornografía.
Muestra todo, nada deja a la imaginación, es obsceno.
“La obscenidad empieza cuando no hay más espectáculo, no más escenarios, no más teatro, no más ilusiones, cuando todo se hace inmediatamente transparente, visible, expuesto a la cruda e inexorable luz de la información y la comunicación”. Eso dice Jean Baudrillard en The Ecstasy of Communication.
Medina proclamó que Martínez no existe, es una chaqueta que usará para retornar al gobierno. Que se “vestirá” de Martínez, como el lobo vestido de abuela de la Caperucita Roja.
Esta es una extraña ocasión en la que los políticos son honestos, revelan sus verdaderos planes, como Martínez no desmintió a Medina, estamos ante un contubernio público.
Cualquier “ministerio público independiente” auto-respetado presentaría cargos contra Medina y Martínez, públicamente conspiran para violar la Constitución y practicar el trujillismo, pero es imposible.
El “ministerio público independiente” no trancará a Medina, porque los peledeístas se reunificarían con el ex presidente Leonel Fernández. Trancarlo sería legal, pero políticamente inconveniente para nuestro “honesto” presidente Luis Abinader, quien “independizó” nuestro “ministerio público independiente”. Un PLD unido, para Abinader, sería una intensa cefalea.
Cuando Medina proclamó, “volveré en la persona del compañero Abel Martínez”, la multitud lo aplaudió efusivamente, todos saben lo que hacen, y por qué lo hacen
Para la justicia es “normal”, para todos es “normal”, sospecho que el sujeto del espejo es un “anormal”; si no fuéramos tan “normales”, tendríamos mucho mejor país.
Si Ud. se suma a los “anormales”, seremos mayoría.