La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) ha sido definida como la tecnología de inteligencia artificial la cual reproduce contenidos de manera automática dando respuestas a indicaciones escritas en interfaces conversacionales de lenguaje natural, en formato que comprende distintas representaciones simbólicas de la mente humana: imágenes, pinturas digitales, fotografías, videos, música y textos escritos. Este tipo de inteligencia artificial se alimenta de todos los medios online disponibles a su alcance.
Es necesario garantizar que la IAG sea una herramienta que beneficie los procesos de enseñanza-aprendizaje en la universidad, empoderando a los estudiantes, docentes e investigadores. Una de las preocupaciones en los espacios académicos es el aspecto ético de esta herramienta, que la IAG sea mal utilizada por los estudiantes en sus asignaciones. En ese sentido, la Unesco elaboró recomendaciones sobre la ética de la Inteligencia artificial fundamentada en el ser humano.
Es indudable que existe una estrecha relación entre la universidad y la IAG. Esta ha impactado en la educación superior en diversos ámbitos. La IAG puede analizar el rendimiento de los estudiantes y ofrecer capacitaciones personalizadas, adaptando el contenido a sus necesidades y estilos de aprendizaje.
Por medio de la IAG es posible procesar grandes volúmenes de datos para realizar investigaciones más profundas y rápidas, contribuyendo con las distintas disciplinas del conocimiento.
Herramientas fundamentadas en IA pueden dar origen a simulaciones complejas que permiten a los investigadores explorar hipótesis y realizar experimentos virtuales.
Así mismo por medio de la IAG podríamos generar la creación de nuevas ofertas académicas centrados en distintas áreas del conocimiento, preparando a los estudiantes para el futuro laboral. Nuestros estudiantes deben adquirir habilidades en programación, análisis de datos y comprensión de algoritmos para estar al día en un mercado laboral que cada vez más demanda estas competencias. La tecnología disruptiva está transformando el mercado laboral y nuestras instituciones académicas deben preparar a los estudiantes no solo para utilizar la tecnología, sino también para adaptarse a un entorno laboral en constante cambio.
Otro aspecto importante que impacta la IAG es en la administración universitaria
Esta puede mejorar significativamente la eficiencia administrativa, como es la gestión de inscripciones hasta la planificación de cursos y la atención al estudiante, podría incluso predecir tendencias en la matrícula, la retención de estudiantes y otros ámbitos relevante de la gestión educativa
Sin duda alguna, la implementación de IAG en la educación plantea preguntas sobre la privacidad, el sesgo algorítmico, derecho de autor, lo que requiere que las universidades preparen a los estudiantes para abordar estos desafíos. La Unesco ha planteado la necesidad de que en el ámbito educativo se valide el aspecto ético y pedagógico de la IAG, sugiriendo reflexionar sobre el impacto a largo plazo en el conocimiento, la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación de esta.
La universidad y la Inteligencia Artificial Generativa están íntimamente vinculadas en la creación de un futuro donde la tecnología, la ética y la educación converjan. Al integrar la IAG en sus planes de estudios, motivar la investigación y enfrentar los desafíos éticos vinculados, las IES pueden manejar el paso hacia una sociedad más inteligente y equitativa. El meollo del asunto se encuentra en asegurar que la IA sea utilizada de manera responsable y que se garanticen los valores fundamentales de la educación superior, como serían la igualdad, el acceso y el desarrollo del ser humano de forma integral. La tecnología no debe deshumanizarnos, debemos verla como una herramienta al servicio de la humanidad.
El autor es Decano de la Facultad de Humanidades de la Unapec