El aeropuerto internacional de Haití cerró el lunes después de que pandillas abrieron fuego contra un vuelo comercial que aterrizaba en Puerto Príncipe lo que llevó a algunas aerolíneas a suspender temporalmente sus operaciones mientras el país juramentaba a un nuevo primer ministro interino que prometió restaurar la paz.
El vuelo de Spirit Airlines que se dirigía de Fort Lauderdale, Florida, a Puerto Príncipe se encontraba a pocos metros de aterrizar en la capital de Haití cuando una banda de pandilleros disparó contra el avión y golpeó a una azafata, que sufrió heridas leves, según la aerolínea, la embajada de Estados Unidos y datos de seguimiento del vuelo. El vuelo fue desviado y aterrizó en República Dominicana.
El tiroteo parece ser parte de lo que la embajada de Estados Unidos llamó “esfuerzos liderados por pandillas para bloquear los viajes hacia y desde Puerto Príncipe, que pueden incluir violencia armada e interrupciones en las carreteras, puertos y aeropuertos”. Spirit, JetBlue y American Airlines dijeron el lunes que estaban cancelando vuelos hacia y desde Haití.
En otras partes de la capital de Haití, estallaron tiroteos entre bandas y policías. Se escucharon disparos en las calles mientras agentes fuertemente armados se escondían tras los muros y los civiles corrían aterrorizados. En otras zonas de clase alta, bandas incendiaron casas. Las escuelas cerraron mientras el pánico se extendía en varias zonas.
El conflicto se produce un día después de que un consejo destinado a restablecer el orden democrático en la nación caribeña destituyera al primer ministro interino Garry Conille y lo sustituyera por el empresario Alix Didier Fils-Aimé. El consejo se ha visto marcado por luchas internas y tres de sus miembros fueron acusados recientemente de corrupción .
Al prestar juramento, Fils-Aimé dijo que sus principales prioridades eran restablecer la paz en la nación afectada por la crisis y celebrar elecciones, que no se han celebrado en Haití desde 2016.
“Hay mucho por hacer para devolver la esperanza”, dijo ante una sala llena de diplomáticos y funcionarios de seguridad vestidos de traje. “Lo siento profundamente por las personas… que han sido víctimas, obligadas a dejar todo lo que tenían”.
El país ha vivido semanas de caos político, que según los observadores podría derivar en más violencia en un lugar donde el derramamiento de sangre se ha convertido en la nueva normalidad. Las bandas del país llevan mucho tiempo aprovechando la agitación política para hacerse con el poder, cerrando aeropuertos y puertos marítimos y fomentando el caos.
Naciones Unidas estima que las pandillas controlan el 85% de la capital, Puerto Príncipe, mientras que una misión respaldada por la ONU y dirigida por la policía keniana para sofocar la violencia de las pandillas lucha con la falta de fondos y personal, lo que provoca pedidos de una misión de mantenimiento de la paz de la ONU .
Louis-Henri Mars, director ejecutivo de Lakou Lapè, una organización que trabaja en la consolidación de la paz en zonas violentas de Haití, dijo que la lucha política ha “permitido a las bandas tener más libertad para atacar más barrios de la ciudad y expandir su control de Puerto Príncipe. Los civiles, temen, sufrirán las consecuencias”.