Tras los pobres resultados de Renaissance (R), su formación política, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, sorprendió al mundo político francés y europeo al disolver el parlamento y convocar a unas precipitadas elecciones legislativas. Inesperada jugada política que no salió como imaginaba. El recién reelegido Emmanuel Macron ante el score del ultraderechista Ressemblement national (RN), y apostando a la incapacidad de la izquierda para unirse tuvo un razonamiento que no carecía de cierta lógica olvidando que una de las principales características de la política es precisamente su falta de lógica o, mejor aún, que la política tiene, como una partida de ajedrez, múltiples e inesperadas salidas. Simplemente apostó a la sorpresa y fracasó.
En su estrategia, el presidente no contempló que la izquierda, ecologistas y comunistas, organizarían, en tiempo récord, el Nuevo Frente Popular (NFP), para enfrentar Renaissance y al ultraderechista RN en las inopinadas legislativas de julio de 2024. Craso error. El NFP superó en escaños a Renaissance y aliados, al RN, pero sin lograr la mayoría absoluta en la Asamblea nacional, relegando Renaissance y aliados a la tercera posición. Se suponía entonces una cuarta co-habitación como las que enfrentó François Mitterrand en 1985-88 y 1993-95 en cada uno sus mandatos presidenciales en Francia; o la que encaró Jacques Chirac de 1997 a 2002.
Mitterrand y Chirac eran políticos de larga data. Emmanuel Macron es un tecnócrata que provenía del sector financiero que nunca se había sometido al sufragio universal.
En 2017, sin experiencia política, con sólo 39 años, fue elegido presidente.
Ante el desacuerdo del NFP para proponer un primer ministro, el presidente Macron, como se lo permite la Constitución, nombró a Michel Barnier, negociador de la salida de Inglaterra de la Unión europea (Brexit), y destacado miembro del avatar gaullista Les Republicains (LR); partido minoritario que había obtenido 6% en las legislativas de julio de 2024.
Emmanuel Macron sabía que su primer ministro duraría menos que una cucaracha en un gallinero. Michel Barnier sabía también que ejercía una función que no le correspondía. Su discurso de política general fue seguido por una fallida moción de censura del NFP; la que tuvo éxito (4 de diciembre de 2024), fue la respuesta a la apuesta de Macron por no respetar la voluntad popular; De Gaulle solía definir Francia con una boutade: “¡No es fácil gobernar un país con más de 300 tipos de queso!”