Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio
La República Dominicana es bendecida con majestuosas montañas que, durante siglos, han sido pulmones verdes para el país. Sin embargo, la deforestación indiscriminada y la contaminación creciente amenazan con arrebatar ese aire puro. Cada desconsideración a los árboles y ríos nos acercan a un futuro donde nuestras montañas ya no serán refugio de frescura y vida. Proteger estos ecosistemas es un compromiso con la salud de nuestra gente y con las generaciones venideras. El tiempo para actuar es ahora. Solo así aseguraremos que nuestras montañas sigan regalando el soplo limpio que nos da vida. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.