El mundo de los números no parecía tener importancia para Renit Motwani. Pero su situación no era tan simple como decir: “No me gustan las matemáticas”. Su apatía tenía una explicación. El diagnóstico de déficit de atención que le dieron a su madre, fue la respuesta a tantos exámenes reprobados.
Ante sus ojos, ese “monstruo” llamado cálculos amenazaba con dejarlo sin conocimientos. Su madre Kiran Motwani, no lo permitió. En su búsqueda de soluciones para que Renit venciera sus dificultades, se encontró una “poderosa arma”: el ábaco.
Sí, un instrumento simple, sencillo, pero dueño de una enseñanza contundente que cambió la vida de su hijo, y está transformando la de miles de niños y niñas en 40 países del mundo.
Gracias al colega Juan Salazar, es que hoy, LISTÍN DIARIO escribe esta historia. Fue Amy Ariza quien tocó su puerta para que los lectores de este medio conozcan sobre el impactante poder de aprendizaje que tiene esta herramienta.
Temprano llegaron a la Redacción, Kiran, Ronit y Amy. Ninguno de los tres podía ocultar su emoción por saber que estaban a punto de compartir con la audiencia tres importantes aspectos. Él, su historia de cómo el ábaco le ayudó a manejar su déficit de atención; la madre, sobre la bendición de encontrar esta valiosa salida para ayudar a su hijo y, hoy, a muchos otros; y la dominicana acerca de lo que significa para ella traer a República Dominicana a Aloha, el programa de desarrollo mental que contribuye a que más niños y niñas se dejen envolver por la magia de los números de una forma divertida.

Una vida sin matemáticas
En el mundo de Renit, nacido en España, no había cabida para la suma, la resta, la multiplicación o la división. Las frustraciones se adueñaban de él cada vez que veía el resultado de sus exámenes.
“Reprobaba todo lo que tenía que ver con números. Esto me aburría, era imposible entenderlos”. Lo cuenta, y su rostro parece reflejar aquellos momentos de impotencia.
Sin embargo, sus ojos se iluminan cuando le toca hablar del después. “Pero luego de que mi madre conoce sobre este programa y que lo pongo en práctica, fue algo maravilloso. Ya esperaba ansioso que llegaran los días de ir a participar de él. Me hacía tanta ilusión que comenzaba a preguntar: ¿Cuándo llegará el miércoles? Y así, porque era algo que no sólo me estaba ayudando a comprender mejor, sino que también me divertía”. En ese momento, los tres coinciden en resaltar que es un programa entretenido y que no sólo ayuda con los números, sino con un aprendizaje integral.
Tanto impactaba el programa la vida del dueño de esta historia que, ya no sólo comprendía los cálculos, sino que participaba en campeonatos, convirtiéndose en ganador de muchos de ellos. “El caso es que, de comprender nada de este mundo, llegué a entender tanto que, 25 años después, me gradué en la carrera de Negocios Internacionales”. Y, por si fuera poco, hoy se dedica a promocionar los beneficios de Aloha en diversos países. República Dominicana es uno de ellos.
Hace un tiempo, vino al país con su madre Kiran para, junto con Amy, implementar este programa con el interés de que los niños, desde los cinco a los 13 años, puedan acceder a este tipo de enseñanza simple, pero con un aprendizaje de alto nivel que les sirve para toda la vida.
Los tres están conscientes de que el ábaco puede ser útil para niños con TDAH. No sólo por los beneficios que en sí tiene para ayudar al respecto, sino porque su uso, a través de este proyecto, también inyecta amor por los cálculos con un enfoque multisensorial, táctil y visual.
Ayuda a mejorar la concentración y la comprensión de conceptos matemáticos que perduran en el tiempo. Desde hace cuatro meses el país cuenta con este programa que se desarrolla virtual o presencial.

“Sin gustarme los números, terminé enamorándome de ellos”
Amy Ariza también es protagonista de la historia de hoy junto a Kiran y a Renit Motwani. Esta dominicana que se fue a Londres para estudiar, nunca vio en los números una posibilidad de comprensión. La Comunicación como carrera era lo que le apasionaba en el momento. Las asignaturas numéricas echaban todo a perder. Era consciente de esto.

Allí conoció a Renit. Estaban juntos en la Universidad. “Yo me asombraba de cómo a él, sin esfuerzo alguno, le iba también con los números. Luego fue que me contó del programa Aloha y los efectos positivos que había reportado en su vida. No podía creer que esto fuera posible, pero su ejemplo lo decía todo”. Ella también terminó yéndose por el camino de los cálculos.
El éxito en la comprensión de ese mundo, le ha sonreído. “Precisamente, es por eso que dije: ‘Pero si este programa es capaz de ayudarme a mí, a Renit y a tantas personas en 40 países, por qué no lo llevo a mi tierra para que también se beneficie de sus ventajas de enseñanza numérica’… Puse en marcha nuestro plan, y hace cuatro meses que estamos aquí, gracias al respaldo de Renit y Kiran”. Con tan poco tiempo, ya alrededor de 50 niños y niñas participan en Aloha RD.
Ella es una muchacha inquieta. Tiene mucha información para dar. Muchas ansias de que su país progrese en este aspecto, pero sobre todo, mucha pasión por lo que están haciendo. Sabe que muy pronto habrá un antes y después para esos niños y esas niñas que, tal vez no tengan déficit de atención, como Renit, pero sí carecen de la comprensión y el amor por los números.
“Desde los cinco a los 13 años recibimos a todos los que quieran vivir la magia de las matemáticas a través de un programa que, además transforma su vida con el uso de ábaco. Sin complicaciones, sin pretensiones, sólo prestando atención a los cálculos para poner en función el desarrollo cognitivo y lograr vivir esa magia de los números”. Amy no oculta la felicidad que le provoca el estar segura de que pronto, otras personas como le pasó a ella, cambiarán su parecer sobre esta área del saber.

Una madre preocupada y ocupada
La señora Kiran, nacida en la India, es la madre de Renit. Recibir la noticia de que a su hijo se le dificultaba el aprendizaje porque la condición de déficit de atención se interponía en su desarrollo cognitivo, la llevó a sacar fuerzas para luchar contra ese diagnóstico. Decidió ocuparse en vez de preocuparse.

“Buscaba soluciones, investigaba, no paraba de hacerlo… Me enteré de la existencia de este programa de desarrollo mental, llamado Aloha, y decidí probar”. No se equivocó. En él encontró la forma más efectiva de ayudar a su hijo a concentrarse.
Conforme pasaba el tiempo y veía en él tanto progreso, no quiso que sólo su niño, que para entonces tenía unos seis años, aprovechara la magia del ábaco, sino que muchos otros con esta condición o con otras dificultades de aprendizaje, también aprovecharan sus beneficios.
“Entré a promocionarlo. Cada día veía cómo tanta gente encontraba solución en este programa que ya tiene 30 años funcionando”. Tanto es así que, a la fecha, Kiran se baja de un avión para subirse en otro con destino a uno de esos lugares donde Aloha está transformado vidas. Una vez deje funcionando bien el de República Dominicana, parte a otro país. Eso sí, lo deja en muy buenas manos: en las de Renit y Amy.
Beneficios de Aloha
1- Aumentar el grado de retención de la memoria y el recuerdo
2- Reforzar la creatividad y la imaginación
3- Aumentar la capacidad de concentración y atención
4- Realizar operaciones aritméticas con velocidad y precisión
5- Potenciar las habilidades analíticas
6- Desarrollar la memoria fotográfica
7- Mejorar la capacidad de escucha y la habilidad de observar
8- Mejorar el grado de expresión oral y escrita
9- Aumentar la autoconfianza
Compromiso familiar
Es un punto que no se negocia. “Para nosotros es vital que los padres se comprometan para que sus hijos sean constantes en su participación. De nada vale que entren o vayan un día y otro no. El éxito está en la constancia”. Son dos días por semana y se trabaja por módulos. Disponen de un programa de becas.
Definición
Aloha Mental Arithmetic’ consiste en dictados de números, test de velocidad, campeonatos de cálculo, pruebas cronometradas, juegos en pareja o grupo, etcétera.