El Gobierno boliviano anunció este jueves que declarará el 2022 como el Año de la Revolución Cultural para la Despatriarcalización como una respuesta «estructural» a los persistentes casos de violencia machista, intrafamiliar y feminicidios en el país.
En una comparecencia ante los medios, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, se refirió a las líneas de trabajo estructural, normativo e institucional que se trabajan.
«Las acciones que vamos a ir desplegando van orientadas a atacar lo estructural, donde se genera y normaliza la violencia como un patrón que se va repitiendo a lo largo de nuestras vidas y que termina en feminicidios», aseguró.
Prada mencionó la «generación de estrategias de transformación cultural y social», a través del arte y la educación que incorporará el nivel inicial y universitario de enseñanza, para generar un «grado de responsabilidad colectivo», como primer eje.
En segundo lugar se refirió al proceso de reforma de la ley 348 de 2013, que garantiza a las mujeres una vida libre de violencia, ha recogido desde hace casi un año 1.000 propuestas de modificación y que tiene un proyecto de ley que se presentará próximamente al Parlamento.
«Hemos identificado claramente que lo normativo no es suficiente pero es necesario», remarcó la ministra.
El tercer aspecto está relacionado con la conformación de comités en el servicio público, que también podría efectuarse en el ámbito privado, y mejorar las condiciones de trabajo de las comisarías policiales que atienden casos de violencia contra mujeres.
Prada detalló que la pandemia y la aplicación de medidas como las cuarentenas rígidas provocó «un gran retroceso en los avances» de los derechos de las mujeres, como el incremento de los casos de violencia así como de las desigualdades económicas y sociales.
A juicio de la ministra boliviana, la violencia machista y sus distintas manifestaciones son un «problema estructural» en el que intervienen «lógicas capitalistas, colonialistas y patriarcales» además de un «machismo arraigado».
La funcionaria se refirió a algunos datos que señalan que en Bolivia el principal delito que se comete está relacionado con la violencia familiar seguido de las agresiones sexuales, con mayor incidencia en los departamentos de Santa Cruz y La Paz.
Según la Fiscalía, hasta principios de noviembre se habían producido 97 feminicidios, la mayoría en los principales departamentos del país como La Paz (36), Santa Cruz (16) y Cochabamba (15), mientras que con una menor incidencia en Potosí (10), Oruro (8), Chuquisaca (5), Beni y Tarija (3) y Pando (1).