Las fuerzas rusas buscan tomar el control de una ciudad crucial en cuanto a la producción de energía en el sur de Ucrania el jueves y ganaron terreno en su propósito de separar al país de sus costas, al tiempo que autoridades ucranianas instan a la población a hacer uso de tácticas de guerrilla contra los invasores.
Los combates en la ciudad de Energodar, un centro en el Río Dnieper que representa aproximadamente el 25% de la generación de energía del país, ocurren cuando una nueva ronda de conversaciones entre las partes dieron lugar a un acuerdo tentativo de crear corredores seguros en Ucrania para evacuar ciudadanos y entregar ayuda humanitaria.
Los negociadores dijeron también que realizarán próximamente su tercera ronda de conversaciones.
El alcalde de Energodar, sede de la planta nuclear más grande de Europa, dijo que las fuerzas ucranianas se están enfrentando con las tropas rusas en las afueras de la ciudad. Dmytro Orlov pidió a la población a no salir de sus hogares.
Tomas de video mostraban llamas y nubes de humo negro alzándose sobre la ciudad de 50,000 habitantes, así como gente que se alejaba de la escena infernal entre autos destruidos mientras ululaban las sirenas.
El avance de las tropas rusas hacia la capital ucraniana aparentemente ha parado en los últimos días, y una enorme columna blindada al norte de Kiev estaba detenida.
Una resistencia por parte de los ucranianos más firme que lo previsto, pese a estar superados en número y armamento, ha demorado la victoria rápida que acaso esperaban los rusos.
Un oficial superior ruso, el mayor general Andrei Sujovetsky, comandante de una división aerotransportada, murió en combate días atrás, informó una organización de oficiales en Rusia.
Pero las fuerzas rusas han realizado avances considerables en el sur de Ucrania como parte de los intentos de interrumpir la conexión del país con el Mar Negro y el Mar de Azov.
Rusia informó que tenía el control de Jersón, y funcionarios ucranianos locales confirmaron que las fuerzas tomaron el mando de la sede del gobierno local en el puerto sobre el Mar Negro de unos 280,000 habitantes, siendo la primera ciudad importante que cae en su poder desde el inicio de la invasión hace una semana.
La ofensiva rusa continuaba en varios frentes, aunque una columna de tanques y otros vehículos aparentemente estaba atascada desde hace días fuera de Kiev, la capital.
El jueves se libraban combates intensos en las afueras de otra estratégica ciudad portuaria, Mariupol, frente al mar de Azov, que estaba sumida en la oscuridad, el aislamiento y el miedo.
Las redes eléctrica y telefónica estaban caídas en gran medida, y la población enfrentaba escasez de agua y alimentos.
Sin comunicaciones telefónicas, los paramédicos no sabían adónde llevar a los heridos.
Una segunda ronda de conversaciones entre las delegaciones ucraniana y rusa inició en la vecina Bielorrusia, de acuerdo con la oficina del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.
Sin embargo, los dos bandos aparentemente tenían pocos puntos en común cuando se preparaban para la reunión, y el presidente ruso Vladimir Putin advirtió a Ucrania que debe aceptar rápidamente la exigencia del Kremlin de su “desmilitarización” y declararse neutral, con lo que renunciaría formalmente a sus intenciones de formar parte de la OTAN.
El canciller ruso Serguei Lavrov señaló que las potencias occidentales han armado a Ucrania, entrenado sus tropas y construido bases para trasformar el país en un baluarte contra Rusia.
Putin ha afirmado desde hace tiempo que la tendencia de Ucrania de recurrir a Occidente es una amenaza para Moscú, un argumento que ha usado para justificar la invasión.
El canciller ruso Serguei Lavrov señaló que las potencias occidentales han armado a Ucrania, entrenado sus tropas y construido bases para trasformar el país en un baluarte contra Rusia.
En tan solo siete días de combates, más del 2% de la población de Ucrania se ha visto forzada a abandonar el país, según el recuento de la agencia de la ONU para los refugiados, al cual tuvo acceso The Associated Press.
La evacuación masiva estaba a la vista en Járkiv, una ciudad de 1.4 millones de habitantes y la segunda más grande del país. Los residentes desesperados por huir de la artillería y los bombardeos abarrotaban la estación ferroviaria y subían a los trenes, incluso sin saber adónde se dirigían.
En ese lapso han muerto al menos 227 civiles y otros 525 han sufrido heridas, de acuerdo con las cifras más recientes de la Alta Comisión de la ONU para los Derechos Humanos.
La agencia reconoció que la verdadera cifra es mucho mayor, y Ucrania había indicado previamente que han muerto más de 2,000 civiles, cifra que no se pudo verificar de manera independiente.
Estados Unidos y sus aliados insisten que la OTAN es una alianza defensiva que no amenaza a Rusia.
Y Occidente teme que el objetivo de la invasión sea derrocar al gobierno ucraniano e instaurar un régimen adicto, aunque Lavrov aseguró que Moscú permitiría a los ucranianos elegir el gobierno que quieran.
Putin evocó el espectro de la guerra nuclear al poner a las fuerzas nucleares en alerta, pero ante las preguntas de si Rusia escalaría la guerra con armas nucleares el canciller Lavrov dijo que eran habladurías de Occidente.