Sin dudas, la guerra entre Ucrania y Rusia traía consigo demoledores efectos a la economía mundial: alzas prolongadas de los precios del petróleo y sus derivados, así como también la subida de los costos de materias primas y metales; además, amenazas a la seguridad alimentaria, pues ambos son países agrícolas, entre otras consecuencias.
Cada una de ellas se están viviendo en el país y se podría agregar una más. Recientemente el Banco Mundial informó que, como consecuencia de este conflicto entre ambos países europeos, existe una alerta de riesgo de “estanflación”.
Este fenómeno, cuyo término original proviene del inglés y es “stagflation”, se da cuando una economía tiene decrecimiento o crecimiento muy bajo de la actividad económica, acompañado de un incremento prolongado de los precios de los bienes y servicios.
“En general se puede decir que se refiere a una economía que está en estancamiento, pero persiste el aumento de precios de bienes y servicios”, explica Arturo Martínez Moya, miembro de la Junta Monetaria del Banco Central sobre este término originado en 1965, cuando el ministro de Finanzas británico aseguró que Reino Unido se encontraba viviendo este fenómeno.
De suceder hoy en día en el país, esto afectaría la recuperación de la economía tras la pandemia por Covid-19 iniciada a principios de 2020, según el economista Miguel Collado Di Franco.
“Si tienes estanflación en Estados Unidos que es nuestro principal socio comercial, de donde vienen las remesas y la mayoría de turistas, pues podría afectarnos obviamente ya que no tendrían igual capacidad de compra y si los ingresos de los habitantes de este país en particular disminuyen, pues eso tendría su efecto”, ejemplifica Collado Di Franco haciendo la salvedad de que su ilustración se puede extender a otras naciones.
Como resultado de ese estancamiento del desarrollo económico, República Dominicana pudiera sufrir además un aumento constante de desempleo, ya que las empresas dejan de vender ante la disminución de la compra por parte de la ciudadanía que prefiere no adquirir ciertos productos por los altos precios.
Ambos entrevistados coinciden en que el mayor riesgo que tiene el país es la inflación importada, lo que no depende de las autoridades dominicanas.
¿Cómo contrarrestarla?
Ese fenómeno se ve provocado por diversos factores, entre los que Martínez Moya menciona el aumento del precio del barril de petróleo, los precios de la materia prima muy altos, la pausa de la producción de granos, el atasco de las exportaciones y el encarecimiento de los alimentos, la permanente incidencia del Covid-19 en China, entre otros.
“Eso está provocando una inflación importada que no depende del gobierno dominicano, que no depende del Banco Central y a eso se le suma entonces la inflación generada aquí; por esa razón, el papel del Banco Central es minimizar la inflación local”, dice el economista.
Martínez Moya aplaude que el gobierno adoptara medidas como la eliminación por seis meses del arancel a ciertos productos de la canasta básica familiar y los subsidios que están destinando a los combustibles.
Asimismo, cree que el Banco Central debería continuar limitando el exceso de liquidez que pueda haber en la calle y en bancos comerciales, y sacarlo de circulación como lo ha estado haciendo ya que “elimina la posibilidad de crear inflación adicional internamente”.
No obstante, Miguel Collado Di Franco, quien además es vicepresidente ejecutivo del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES RD), considera que se pueden aplicar otras medidas, a pesar de que no se ha evidenciado en los últimos meses que el país esté viviendo estanflación o esté cerca de hacerlo, esto visto desde principales indicadores de la economía.
Entre las ideas que propone el CREES para contrarrestar este fenómeno menciona “romper la complacencia del status quo y hacer reformas estructurales que reduzcan los costos de vivir y hacer negocios en República Dominicana”.
Con ello, Collado Di Franco se refiere a realizar cambios en el transporte, por ejemplo, ya que el país cuenta con uno de los sistemas de trasporte más caros de la región por la existencia de estructuras monopólicas. Asimismo, considera que se debe reformar el sistema energético, para que haya menos costos de autogeneración.
Además, señala que una de las razones por la que los combustibles son caros en República Dominicana se debe a que son altamente gravados. Por ello, sugiere también que se reduzcan los impuestos en hidrocarburos y abrir el mercado a la competencia.
Reformas laborales que flexibilicen el mercado laboral, así como también la simplificación del sistema tributario, son otras de las propuestas del CREES que incluso posicionarían a República Dominicana en lugares más competitivos, especialmente para inversionistas.
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Como resultado de los daños derivados de la pandemia y la guerra, este año, el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi un 5 % por debajo de su tendencia previa a la pandemia, según el informe publicado por el Banco Mundial.
En el informe Perspectivas económicas mundiales del mes de junio se presenta la primera evaluación sistemática de la forma en que las actuales circunstancias económicas mundiales se comparan con la estanflación de la década de 1970, con especial énfasis en la forma en que la estanflación podría afectar los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
La recuperación de la estanflación que se registró en los años setenta exigió fuertes aumentos en las tasas de interés en las principales economías avanzadas, lo que contribuyó en gran medida a desencadenar una serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.