Las palmarias evidencias de un aumento de casos sospechosos de cólera en el sector La Zurza obligan a la urgente imposición de un cerco epidemiológico en las riberas del Ozama e Isabela.
En las márgenes de los dos ríos, cuyas aguas están desde hace tiempo contaminadas, se abigarran muchos barrios arropados por la insalubridad.
Téngase claro que para prevenir los contagios de las bacterias del cólera, lo esencial es justamente la higiene corporal y el uso de agua potable en la preparación de los alimentos y en el consumo humano.
Por eso las autoridades de Salud Pública y el Acueducto de Santo Domingo, que están demostrando buen desempeño en la contención del cólera, han instalado tanques de agua saneada y aplicando la cloración a los acuíferos de los que se surten esas barriadas.
Esa es una forma de evitar que los ciudadanos padezcan de diarrea profusa, lo que lleva a la deshidratación y también a la muerte.
Ya se informa que en los barrios vecinos de Capotillo y Los Guaricanos hay casos sospechosos, lo que podría ser el indicio de una expansión del cólera en la urbe capitaleña.
Aunque las autoridades sanitarias han recomendado no utilizar agua de los ríos Ozama e Isabela, muchos habitantes siguen bañándose en ellas.
Eso hay que prohibirlo tajantemente.
Y, si es posible, ir desplegando ya carpas hospitalarias en los puntos claves de esas barriadas, para darle carácter al cerco epidemiológico de esos espacios.
Al mismo tiempo, hay que intensificar las campañas de difusión de mensajes sobre cómo prevenir el cólera, con énfasis en la obligatoriedad de la higiene y en evitar el manejo de alimentos no lavados con agua sana.
Este es un mensaje para toda la ciudadanía, no solamente para los habitantes de aquellos sectores que ya están siendo atacados por este mal.