La Nochebuena es el momento predilecto para la reunión de las familias en los hogares o los templos, tanto para reproducir el tiempo de la vigilia de la natividad, como para celebrar la alegría del reencuentro de los seres queridos.
En la tradición dominicana, la gran mayoría de los ciudadanos procura volver a sus lugares de origen a cenar y celebrar del mejor modo y esto implica una extraordinaria movilidad de vehículos en las carreteras.
La gran ilusión de todos los que viajan a sus pueblos es llegar con vida para disfrutar en familia y con amistades, lo que constituye un compromiso innegociable.
Aun cuando el país ha estado sometido a las tensiones y angustias provocadas por las olas delincuenciales, el mayor anhelo es gozar de paz y tranquilidad en estas fiestas de la pascua cristiana y ese legítimo derecho nadie puede malograrlo.
Un gran operativo denominado “Consciencia por la Vida, Navidad y Año Nuevo” ha sido puesto en marcha por las 27 instituciones que forman el Centro de Operaciones de Emergencia, para prevenir accidentes en las carreteras.
La mejor prevención está en la responsabilidad de los conductores y acompañantes, para no excederse en las velocidades ni en la comisión de imprudencias en el manejo de vehículos.
Tampoco en el excesivo consumo de bebidas alcohólicas ni en innecesarias reyertas que suelen terminar en tragedias, agregando más cruces a la montaña de muertos que hemos tenido con las víctimas de accidentes, de la delincuencia o de las enfermedades virales.
Este tiempo de reflexión, de sano disfrute popular o religioso, no debe ser empañado por los díscolos que siempre quieren romper las reglas y tradiciones que nos garantizar la más sana y feliz coexistencia.