La izquierda dominicana continúa atrapada en su pasado y no se advierte una salida inmediata a los propósitos de cristalizar el pacto sin precedentes, que pretende empujar para lograr un cambio de época política hacia las elecciones del próximo año.
El principal desafío que vuelven a enfrentar estas organizaciones para insertarse en la sociedad es desbrozar el camino que originó los conflictos grupales, diferencias ideológicas y estrategias utópicas, que las colocaron al borde de la extinción en los años aciagos de la guerra fría.
Los procesos electorales de 1963, 1966 y 1970 fueron abominados por los izquierdistas, al enfocar sus propuestas de liberación del pueblo dominicano en la lucha armada, utilizando diversas estrategias del comunismo internacional.
Impusieron entre sus seguidores con eufórica vehemencia, la consigna de que “los electoreros son traidores”, en su determinación de que el poder del pueblo solo se obtendría con el fusil en las manos.
Por esta obstinada receta, en más de una ocasión pasaron erráticamente de la palabra a los hechos, para tratar de demostrar al país que les asistía la razón.
Así sucedió en 1963, cuando el 25 de septiembre el profesor Juan Bosch fue derrocado a los siete meses por un golpe cívico-militar, luego de triunfar junto al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en las primeras elecciones democráticas celebradas después del ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo.
De inmediato, el 28 de noviembre de ese año el Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), que se había convertido en la tercera fuerza política, encabezó una sublevación guerrillera, con su líder Manolo Tavárez Justo y un puñado de jóvenes, en las montañas de Las Manaclas, San José de las Matas.
El movimiento fracasó a los pocos días y el líder guerrillero junto a la mayoría de sus compañeros, tras rendirse, fueron fusilados por los militares del gobierno del “Triunvirato” que se había instalado en el país.
Después de la revolución constitucionalista de 1965, donde los partidos de izquierda tuvieron una destacada participación defendiendo la patria, volvieron a celebrarse elecciones en junio de 1966, y para sorpresa de todos Bosch y el PRD cayeron derrotados ante Joaquín Balaguer y el Partido Reformista.
Un paso para atrás
La izquierda dominicana, que enarbolaba la prolongación de la guerra como única garantía de obtener el poder político en la República Dominicana, fue incapaz de lograr la unidad de sus fuerzas, y sufrió los mayores embates de la represión desatada por las fuerzas militares y policiales del balaguerismo.
Mientras el PRD, que se había mantenido como el principal partido de la oposición, se abstuvo de participar en los comicios de 1970, ganados de nuevo por Balaguer.
Finalmente el partido blanco, al igual que el fraccionamiento que afectaba a los movimientos de izquierda, se dividió en 1973, a pocos meses de las elecciones presidenciales en la que Balaguer presentaba su reelección por segunda ocasión.
Bosch fundó entonces el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con un grupo de dirigentes leales. En cambio José Francisco Peña Gómez se erigió como máximo líder del PRD.
Para entonces las fuerzas opositoras todavía no lograban salir del shock causado por el fusilamiento de Francisco Alberto Caamaño Deñó, líder de la Guerra de Abril, junto a un grupo de guerrilleros que desembarcaron en el país por playa Caracoles.
Conjuntamente con todos estos traumas políticos, la diezmada izquierda dominicana, con el disminuido 1J4 y el protagonismo del Movimiento Popular Dominicano (PLD) y el Partido Comunista Dominicano (PCD), evidenció que sus tácticas se habían tragado la estrategia.
Cuando llegaron las elecciones de 1974, el MPD se lanzó al ruedo electoral para enfrentar la reelección de Balaguer integrando el Acuerdo de Santiago, un conjunto de organizaciones políticas encabezadas por el PRD, y que integraba además el archirribal Partido Quisqueyano Demócrata (PQD), liderado por el general Elías Wessin y Wessin.
En la otra acera se formó el Bloque de la Dignidad Nacional, de corta duración, encabezado por Bosch, y que integraron la Línea Roja del Catorce de Junio y el Bloque de la Izquierda Revolucionaria, entre otras organizaciones de izquierda, excepto el Partido Comunista Dominicano (Pacoredo).
Otra vez las elecciones
Manuel Salazar, secretario general del Partido Comunista del Trabajo (PCT), valoró los esfuerzos que se realizan para la construcción de la unidad progresista, democrática y de izquierda.
Sostuvo que está cimentada en un programa alternativo al modelo neoliberal y la política que lo expresa, así como en la voluntad de acompañar al pueblo en sus reclamos sociales, y en la determinación de avanzar hacia la conquista del poder político.
Salazar expresó que ya está en movimiento la Mesa Permanente de Seguimiento y Concertación, la cual expresa el momento actual de la unidad para una participación exitosa en las elecciones del 2024, y que se ha dado como tarea central contruir candidaturas durante lo que resta de este mes.
Como parte de ese acuerdo básico forman parte los partidos Alianza País, Frente Amplio, Fuerza de la Revolución, Movimiento Gentío y el PCT, entre otros movimientos sociales, los cuales procuran una candidatura presidencial, y congresuales y municipales comunes, que serán escogidas mediante encuestas, y otras por consenso.
Una vez que se hayan escogido las candidatura y la Junta Central Electoral determine la apertura del proceso comicial, se anunciará la forma y el alcance de la coalición de partidos, que procura ir más allá de las próximas elecciones construyendo una nueva mayoría política en el país.
Ya el pasado domingo la coalición de grupos de izquierda Congreso Cívico lanzó a María Teresa Cabrera como su candidata presidencial.