Horrorizados por la muerte de la joven Esmeralda Richiez, abusada sexualmente por un profesor y del niño Donnelly Martínez a manos de policías en Santiago, casi se nos pasa, por debajo del tridente, una historia de Nuria que debería inquietarnos.
Nuria Piera, reveló, los motivos del son, que mueve a los alcaldes en caravanas de mudanzas, lo que llaman ahora tránsfuguismo, a mí no me gusta el término, por negativo.
Y no son estos los motivos, a los que cantó Nicolás Guillen, en el libro titulado; Motivos del son, aunque tal vez sí, recordando uno los versos que dicen:
“Yo bien sé cómo etá to
Pero biejo, hay que comé: Búcate plata”
El agudo bisturí de la periodista nos ha hecho ver las artes que motivan esta romería de alcaldes confesándose en el altar del PRM, del Gobierno es mejor decir. Que el Gobierno siempre tiene un mejor alpiste, siempre se supo, que las mieles del poder atraen todo tipo de abejas y a veces hasta avispas, también.
Pero lo qué Nuria nos trajo, es la demostración fehaciente de que el ser humano se repite incesantemente en sus grandezas y miserias, en todas las épocas.
Esta vez con la fórmula,siempre inteligente, de aumentos de presupuestos municipales y distritales, para mejorar la vida de esas demarcaciones, porque ¿Quién lo duda? La deuda social, de tan acumulada, se hace difícil de pagar.
De Luperón a San Juan, de Cabrera a Nigua, de Salcedo a Jaquimeyes, la música es la misma, unos millones por aquí y otros milloncitos por allá, todos sometidos al celoso escrutinio de la ley de Compras y Contrataciones y al profundo análisis, de Contraloría y Cámara de Cuentas, claro está, sin olvidar la mirada quisquillosa de fiscales independientes.
Ante la queja de los del PLD, desde el Gobierno podría muy bien responder con la canción de Víctor Manuel, incluida en el disco, En blanco y negro, que grabó en vivo, en 1995, con Pablo Milanés: “No hemos inventado nada, no amamos con palabras que otros se dijeron ya”. Porque las compras y ventas son cosa vieja. Eso se sabe.
Todo, reitero, con el único propósito de mejorar las penurias de alcaldes y alcaldías, siempre ahogados en deudas para atender a sus poblados.
Pero donde se descubre la sal de la vida, es cuando el reportaje nos pone al corriente de los simpáticos nombramientos de gente cercana al alcalde, cosa que hasta se entiende, porque ¿Qué tantos empleos puede haber en un ayuntamiento de un municipio pequeño, con tanto compañerito necesitado que anda por ahí?
Lo de los vínculos familiares tampoco es nuevo, ya se venía criticando, a rojos, blancos, morados, azules, verdes y traslúcidos.
El problema, si lo hubiera, es que hasta el fin de semana creíamos que todo era el resultado de la labia, esa que convence y que enamora, y que los alcaldes corrían al ruedo oficial, por pura valentía y no por canonjías.
No hay que negar que unos milloncitos por aquí, en el presupuesto y unos nombramientos por allí, hacen la vida más fácil.
Y cuando ya pensábamos que todo operaba con la total transparencia prometida y creída, ahí está el Gobierno, dando millones por aquí y por allá, aumentando los presupuestos a los cabildos dirigidos por los nuevos amigos o por viejos amigos retornados a su puerto de origen, cantándole a la gente, “No hemos inventado nada”, o quizás:
“Depué dirán que soy mala y no me quedrán tratá, pero amó con ambre, biejo ¡qué ba!