Las recientes primarias del Partido Revolucionario Moderno (PRM) demostraron que el presidente Luis Abinader pierde popularidad y que su gobierno está totalmente desconectado de la realidad dominicana.
Resulta extraño, muy extraño, que después del “resonante triunfo” nadie esté celebrando absolutamente nada, hay un silencio sepulcral.
Los números, eso lo sabemos, están muy por encima de toda la cháchara, no mienten, son fríos, imparciales.
Esperaban medio millón de votantes, cuando abrieron las urnas encontraron el doble, agradable sorpresa. Nada debe extrañarnos, tenemos un senador que fue electo con más votantes que los inscritos en su provincia.
El PRM alega tener tres millones de militantes y sólo votó una tercera parte, dos de cada tres perremeistas carece de estímulos para votar, eso no huele nada bien.
Si comparamos los 879,458 votos que sacó Abinader, con los 7.5 millones de inscritos en el registro electoral, resulta preocupante, menos de uno de siete votantes apoya al presidente. Los 879,458 votos son menos de la mitad de los dos millones que sacó Abinader en el 2020. Abinader, según las primarias, perdió 1.2 millones de votos.
El millón de votantes incluye los anti-haitianos, emocionados con el cierre y militarización de la frontera, ¿mantendrá el presidente esa situación hasta mayo?
Quizá el voto anti-haitiano es el medio millón que duplicó las expectativas de los organizadores de las primarias.
El verdadero y resonante triunfo de las primarias fue que transcurrieron en paz, ordenadas, sin desórdenes, como el gobierno esperaba, ¿por qué ordenó acuartelar policías y militares?
Las primarias demostraron que el gobierno está total y absolutamente desconectado de la realidad. Esperaba medio millón de votantes, se duplicó, esperaba desórdenes, no hubo.
Un “triunfo” sin celebración, ni una misa de acción de gracias, resulta extraño, inusual, total y absolutamente sospechoso. Que no celebren el “triunfo” sugiere, que no existe tal “triunfo” o que Abinader es un “mal agradecido”.
Claro, el mundo ha cambiado bastante, el peñagomismo “evolucionó”, hoy es anti-haitiano y reeleccionista, nadie puede negar eso. Y los líderes del neopeñagomismo están acostados con los enemigos históricos de Peña Gómez, el “cambio” es profundo.